Mafalda & friends
¿Y si antes de empezar lo que hay que hacer, empezamos lo que tendríamos que haber hecho?
Hasta mis debilidades son más fuertes que yo (Felipe)
Amo a la Humanidad, lo que me revienta es la gente (Susanita)
¿No será acaso que ésta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?
No sé si elegí un mal momento, o un mal siglo para tratar de comunicarme con mi mamá
¿Por qué será que nunca se dijo de alguien: “Murió rico y olvidado" ¿Eeehh? ¿Por qué les parece? ¡A que no adivinan! ¿Eeheé? (Miguelito)
¿Por qué justo a mi tenía que tocarme ser yo? (Felipe)
¿Que cuednos hago con el agujedito que siento adentro mio cuando no táz? (Guille)
¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!
Lianas –a quien sólo puedo reprocharle que no nos regale un blog propio– me ha prestado una frase de Gopegi ("Los sueños que no se pueden cumplir y que pareciendo no hacer daño nos quitan la firmeza y el ímpetu. Es decir, algunos modos a través de los que interiorizamos el ejercicio del dominio sobre nosotros y sobre otros..."). Entiendo a quien un pensamiento –casi siempre absurdo para el resto– le ciega. Lo del árbol y el bosque es una metáfora minúscula comparada con las cosas que nos perdemos por apuntar en la dirección equivocada. Ahora que estoy en una encrucijada (o espero estarlo), me gustaría pensar que ya no me recortaré el ángulo de visión. Porque estoy casi segura de que todo el dolor es sólo una mirada.
A mi, que nunca me han gustado los jugadores del Madrid, siempre me ha caído bien Solari. La simpatía aumentó cuando en una entrevista descartó definirse como galáctico y se postuló como astronauta.
Ayer fue un día genial, y todos los que leéis este blog sois culpables de mi alegría. Así que me desdigo; no pido nada, ya tengo mucho, sólo deseo que pase lo que me pase, vosotros estéis cerquita, para vivirlo conmigo. Muchas, muchas gracias, de corazón.
El 95% de las películas son un canto a la vida, a la superación; es fácil sostener ese discurso durante hora y media. Tal vez sea más honesto admitir que en determinadas situaciones uno no encuentra razones para vivir, aunque los que lo tengamos todo, no queramos comprenderlo. Nos cuesta aceptar que alguien renuncia a lo que nosotros nos resistimos a abandonar. Es preciso un enorme esfuerzo de empatía. Quiero pensar que siempre encontraría buenos motivos para continuar. Pero cuando amas la vida, la entiendes de una manera y eso te falta, quizá vivir sea traicionarte a ti mismo.

