lunes, mayo 25, 2009

Respirable

sólo cuando transgredo alguna
orden
el futuro
se vuelve respirable
(benedetti, claro)

Hay una mujer minimizada por el pasado. Hay una mujer íntegra que teme ceder a la tentación, que teme haber cedido ya. Hay un hombre solo que se pierde en el desagüe de su debilidad. Hay un hombre tierno que deja pasar la vida aunque, de vez en cuando, se le quedan destellos en los dedos. Hay un hombre que espera un mensaje, que recibe el mensaje, que no sabe qué hacer con el mensaje, que contesta torpemente al mensaje. Hay una mujer que da pasos hacia delante, aunque piensa en echarse a la cuneta, dejarse rodar, morder un matorral con rabia o quizá con pena. Hay alguien que piensa en ellos, a medianoche, que no sabe cómo decirles que no se salven. Alguien que medita transgredir alguna orden, aunque todavía no ha decidido cuál.

martes, mayo 19, 2009

Chau definitivo

El mundo se ha quedado sin Mario Benedetti, y eso equivale a decir que el mundo es un lugar menos habitable, menos deseable, porque se queda sin el hombre que consiguió que una oficina pareciera un hábitat poético. Hoy sólo queda desear, como El hombre que mira el cielo , "que la muerte pierda su asquerosa/ y brutal puntualidad".
Murió a los 88 años en su casa de Montevideo, después de permanecer doce días hospitalizado al agravarse una enfermedad intestinal crónica. Estuvo ingresado tres veces el año pasado en un sanatorio de la capital por dolencias distintas. Hubo una enfermedad no diagnosticada, quizá la más importante: Luz López, su compañera desde hacía más de seis décadas y su mejor crítico, murió hace dos años de Alzheimer. "Acontece la noche y estoy solo/ cargo conmigo mismo a duras penas/ al buen amor se lo llevó la muerte/ y no sé para quién seguir viviendo", escribió en su último poemario.
Benedetti habló de amor, exilio y justicia social y, como los buenos escritores, lo hizo con las palabras precisas. Pero, además, frente al hermetismo oscuro de poetas con más ascendiente, él logró esa peripecia mágica de simplificar lo complicado para que sus lectores pudieran desenredar sus propios ovillos vitales. Era un estratega de la sencillez.
Bajo la premisa de la Patria es humanidad que le brindó José Martí, fue un uruguayo universal que nos enseñó a no vendernos simulacros , a valorar el sencillo coraje de quererse , a contar más allá del diez, a encerrar todas las contradicciones en una jodidaviceversa . En cada lectura consiguió que aumentara día tras día el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades.
En política se obstinó en la parcialidad, como evidencia su poema Soy un caso perdido : Por fin un crítico sagaz reveló/ (ya sabía yo que iban a descubrirlo)/ que en mis cuentos soy parcial/ y tangencialmente me exhorta/ a que asuma la neutralidad/ como cualquier intelectual que se respete./ Creo que tiene razón/ soy parcial/ de esto no cabe duda/ más aún yo diría que un parcial irrescatable/ caso perdido en fin/ ya que por más esfuerzos que haga/ nunca podré llegar a ser neutral". Su Credo : "Está de más decirte que a esta altura/ no creo en predicadores ni en generales/ ni en las nalgas de miss universo/ ni el arrepentimiento de los verdugos/ ni en el catecismo del confort/ ni el flaco perdón de dios./ A esta altura del partido/ creo en los ojos y las manos del pueblo/ en general/ y en tus ojos y tus manos/ en particular".
Sus convicciones tenían progenitor: su padre le retiró del Liceo Alemán de Montevideo cuando su hijo le contó que en las aulas era obligatorio el saludo nazi. Era 1933 y Hitler probablemente disfrutaba de su mayor momento de popularidad. Ahí se inició una de sus paradojas: no terminó el Bachiller pero acabó ejerciendo de profesor universitario.
Fue un maestro de los contrasentidos. No era una licencia vacía sostener que transformaba los despachos en habitáculos poéticos. Desde su oficina en Will L. Smith S.A. Repuestos para Automóviles o en la Federación de Baloncesto del Interior -donde trabajó como taquígrafo- proyectó novelas y cuentos.
Benedetti era, además, un motivo de esperanza para los escritores que coleccionan rechazos de las editoriales. Tuvo que pagarse de su bolsillo sus siete primeros libros de poemas; ayer Uruguay decretó duelo nacional por la muerte de su mejor best seller .
Él, que definía la vida como "una excursión a la muerte", nunca perdió el sentido del humor. "Si un muchacho lee mis poemas/ me siento joven por un rato./ En cambio, cuando es/ una muchacha quien los lee/ quisiera que el tictac/ se convirtiera en un tactic/ o mejor dicho en une tactique ".
Fue un difusor de consejos inapelables: "Si a uno le dan palos de ciego, la única respuesta eficaz es dar palos de vidente". Nos enseñó que "desear un feliz cumpleaños podría ser injusto con tus felices cumpledías" y rescató a Joaquín Pasos para no olvidar que: "Señores, basta una nube para averiguar la verdad".
Él ya sabía que el futuro era imperfecto: "Cuando menos lo esperas/ te coloca una rosa en la oreja/ o te orina inocente la calva". Tenía claro, sobre todo, que el porvenir no era "una página en blanco", sino una "fe de erratas".
Aunque no es factible que en sus últimos momentos optara por arrepentirse de nada. De hecho, es probable que hoy él, si pudiera, haría una Defensa de la alegría : "Defender la alegría como una trinchera/ defenderla del escándalo y la rutina/ de la miseria y los miserables/ de las ausencias transitorias/ y las definitivas/(...) Defender la alegría como un derecho/ defenderla de dios y del invierno/ de las mayúsculas y de la muerte/ de los apellidos y las lástimas/ del azar/ y también de la alegría".

sábado, mayo 02, 2009

Bidean

Me deslizo por mis blogs predilectos, buscando, no sé, una conexión, una sorpresa, pero destilan melancolías o rupturas inminentes (do you keep walking?). Estoy braceando mentalmente, intentando atrapar una certeza que se me escapa entre gerundios y perifrasis. Tecleo sin saber adónde van mis dedos, que piensan en un equipo perdedor, una lista de libros incompleta, en una década de amores inconsistentes. Mis manos teclean, reclaman una revolución y esta vez espero no enredarme en las burocracias de la sala de espera. Preparo un obituario por si Benedetti también decide abandonarme y me hacen sonreír viejas anotaciones de lápiz, subrayados de una deliciosa e ingenua seriedad.

porque gracias a vos he descubierto
(dirás que ya era hora
y con razón)
que el amor es una bahía linda y generosa
que se ilumina y se oscurece
según venga la vida

un bahía donde los barcos
llegan y se van

llegan con pájaros y augurios
y se van con sirenas y nubarrones
una bahía linda y generosa
donde los barcos llegan
y se van

pero vos
por favor
no te vayas.



Y siento que nunca me fui.