domingo, enero 17, 2010

Mapas

Aitormena en euskera significa confesión; en realidad, la confesión, porque esa "a" final contiene el artículo. Me gusta mucho jugar con las palabras y siempre me ha hecho gracia aproximar aitormena a (h)ai(y)tormen(t)a. Sí, porque cuando me asomo por aquí suelo venir de una tormenta, alguna zozobra emocional que se calma cuando dejo de tragarme el agua del mar, en un intento ingenuo de que desaparezca. Últimamente, sin embargo, nado sin beber, y hay calma, la calma de después de la tormenta, y me cuesta escribir, aunque redacte muchas entradas mentales. Esa sensación de calma no significa que mis problemas hayan desaparecido o se hayan modificado; creo que la que he cambiado (un poco) soy yo. De repente, me he dado cuenta de que hago lo que amo, que amo lo que hago y que, de vez en cuando, hago feliz a alguien. Entonces, esas veces, estoy frente de mi ordenador, y siento algo tan intenso por dentro que pienso que me voy a romper, o que voy a cambiar de color, y que algún compañero se va a dar cuenta de que me pasa algo. Supongo que me resulta más fácil sentirme feliz (no me atrevo a conjugar el verbo ser), y eso siempre da un poco de apuro, o de vértigo. Me he dado cuenta de que siempre voy a querer escapar, y que debo permitirme algunas huidas, sin dramas. Me leo prosaica y poco críptica y añoro el misterio, y creo que es por eso, porque necesito trazar un mapa imaginario y me está costando encontrar la tinta invisible. (Menos mal que -todavía- no soy afortunada en el amor, porque si no, no me saldría ni una línea ;)))

5 Comments:

Blogger ybris said...

Estos espacios permiten, mejor que otros escritos, hacer de lo escrito confesión, testimonio y desahogo.
Me alegra saber que en tu calma descubras momentos en los que haces feliz a alguien.
Seguramente eso sucede más a menudo de lo que nos damos cuenta.

Besos.

4:40 a. m.  
Anonymous Pereira said...

Andábamos confundidos porque no sabíamos muy bien qué significa ser inteligente. Howard Gardner nos sacó del embrollo hace unos pocos años. Nos dijo que no existe una única inteligencia, que son múltiples. Habló de ocho: lingüística, matemática, espacial... y dos especialmente interesantes. La interpersonal y la intrapersonal.

La primera nos permite saber convivir con los demás. Quienes desarrollan la segunda poseen la capacidad de mirar hacia dentro, conocerse. Saberse. Descubrir cómo sienten y llegar a saber, incluso, cuando las emociones juegan a engañarnos y tenemos que decirles que son mentira.

Aceptamos que el mapa no es el territorio. Que no vemos la realidad sino nuestra interpretación de ella. Y que el cómo somos condiciona nuestra visión del mundo, es nuestro mapa.

Zerbait aitortzen dugunean agerian geratzen da gure barruranzko bidaiaren aztarnak.

8:26 a. m.  
Blogger Recopilador de Historias said...

Adiós al "recluso literario"...
http://www.nytimes.com/2010/01/29/books/29salinger.html?hp

9:48 p. m.  
Blogger Holden said...

Gracias, Ybris.
Oso ederra, Pereira.
Como... Qué tristeza.
Gracias por acordarte. Mañana, minientrada de homenaje.

10:21 p. m.  
Anonymous Israeliko said...

Yo una vez me hice mayor.
Lo recuerdo porque desde entonces tengo más ganas de reir.

Nos vamos aceptando, perdonando, nos alejamos del sentido trágico de la vida, y terminamos de comprender que la belleza reside también en lugares más simples que un poema romántico de desbordada lírica.

Respecto al amor, seguro que a veces sientes que te quieren (cuánto y cuantos...) más de lo que mereces.
¿Eso es ser desafortunada en el amor?

Yo sé que es un poquito demagógico, pero tú sabes que tengo razón...

9:02 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home