lunes, enero 31, 2005

Puedo

En la Universidad debí pasar una mala temporada, un poco entristecida. Digo que debí porque yo no la recordaría, si no fuera por las preguntas de los demás.
- esos meses, ¿qué te pasaba?
Hubo gente que no me dijo nada, y sufrió en silencio por no verme como de costumbre, con la sonrisa a punto de caramelo. Mi madre fue una de esas personas. Un día me hizo llegar un pequeño dibujo. Creo que se inspiró en algún consultorio médico. Era una cartulina azul con muchos escalones y una personita en cada peldaño. Empezaba por el inferior con un "no puedo hacerlo" y luego iba subiendo, poco a poco, hacia el "tal vez pueda", "creo que puedo"... y así hasta el "¡he podido"! o "¡lo logré!", no lo recuerdo con precisión.
Hace tiempo que esa sensación no me abandona, que me despierto con una extraña fe, de que puedo, de que puedo hacer lo que me proponga.

"...There is no reason to feel bad
But there are many seasons to feel glad, sad, mad
It’s just a bunch of feelings that we have to hold
But I am here to help you with the load
Wow, look at you now
Flowers in the window
It’s such a lovely day
And I’m glad that you feel the same

’cos to stand up I’m in the crowd
You are one in a million
And I love you so let’s watch the flowers grow..."

(TRAVIS. Flowers in the window)

jueves, enero 27, 2005

Benedetti en la nieve

No sé si es el frío y ese frescor que me deja en la cara, tan limpio, o la nieve, con su crujido especial y sus batallas de bolas, pero estos días tengo más ganas de leer poesía, de hacer equilibrismos con mi vida, de viajar y de quedarme en casa, de que me cuenten historias, de comprar velas y preservativos, de comer chocolate y beber vino, de ordenar mis libros escuchando el recopilatorio loco de un amigo, de recuperar mis ecuaciones sin "x", de decirte:
-"mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos"
-pero no quiero "quedarme en tu recuerdo" ni provocarte nostalgias tristes (¿alguna no lo es?)
-"mi táctica es hablarte y escucharte, y construir entre nosotros un puente indestructible"
- pero no buscar "pretextos para que por fin me necesites"
¿Es posible el amor sin estrategias?

martes, enero 25, 2005

La velocidad de la luz

Javier Cercas publica una nueva novela. La espero en parte con ansia porque "Soldados de Salamina" me encantó y también con temor, porque creo que "Soldados..." era LA historia de Cercas, la historia que tenía que contar, y no sé si me decepcionará su nuevo relato. Mucha gente cree que "Soldados..." es un libro demasiado sencillo y no entienden su éxito. Yo no puedo explicarlo. Sólo sé que me llega, como me llegan mucho de sus artículos.
Precisamente, estos días me ha acordado mucho de uno a partir de un verso de Borges que rescató Pole ("...esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo"). Cercas escribió hace bastantes meses un artículo de opinión en el suplemento dominical de El País en el que explicaba que, como muchos narradores en su juventud, sentía fascinación por el mal, al que creía la mejor de las materias primas literarias. Luego contaba un episodio que le ocurrió en Barcelona, cuando dos hombres intentaron atracarle y un obrero que observaba la escena le llamó "Manolo, Manolo, ven aquí". Él se quedó perplejo, pero ante la insistencia del hombre, se acercó a él, lo que le sirvió para desembarazarse de sus asaltantes. Cuando quiso darle las gracias, éste le respondió: "Hoy por ti, mañana por mi". La madre de Cercas (sólo una madre puede dar estos consejos) le apremió a que escribiera un artículo sobre el suceso, en señal de gratitud. El escritor se hizo el remolón. Hasta que comprendió que lo insólito, lo literario era la bondad, esa cadena invisible de gente que ayuda a los desconocidos, sin esperar nada a cambio. Entonces escribió el artículo, que no recuerdo con precisión porque, como tantas otras cosas, se habrá perdido en alguna mudanza. El texto terminaba: "Tenías razón, mamá. Hoy por ti y mañana por mi".

lunes, enero 24, 2005

Mitomanía



Pensaba que había superado mi etapa mitómana, pero estaba equivocada. Cuando he leído que U2 actúa en Donosti este verano, me he puesto ¡nerviosa!. Lo peor es que he contagiado el entusiasmo a mis compañeros de trabajo, y ahora no sabemos quién trabajará el 9 de agosto, ni el 10...
PD: Fui al funeral, les conocí y me gustaron. Ahora tengo un número de teléfono, una dirección y una invitación para comer.

martes, enero 18, 2005

Esquelas

Un compañero me enseñó ayer una esquela que se iba a publicar en el periódico donde trabajo: era de un hombre de 99 años, cuyo apellido -nada común- coincidía con el mío. Para mi sorpresa, su segundo apellido se correspondía también con mi quinto. Eché cuentas: tenía que ser hermano de mi abuelo. Hice una llamada y descubrí que sí, que es parte de la familia con la que nunca he tenido contacto, porque viven en otra ciudad y porque mi abuelo se murió cuando mi padre tenía sólo 15 años. Ahora mi azarosa vida laboral nos ha convertido en vecinos. No he podido reprimir el impulso de leer los nombres de su mujer, sus hijos, sus nietos y hasta su bisnieta. He buscado en el callejero su domicilio, que está a unas manzanas del mio. Esta tarde es el funeral, y siento deseos de acercarme, de saber quienes son ellos, que han vivido parte de la vida que yo hubiera vivido si mis abuelos no hubieran decidido trasladarse a otra ciudad, mi ciudad.

viernes, enero 14, 2005

Pasos de baile

Mis amigos suelen reírse de mi porque me dedico a tararear canciones sin demasiado criterio. De bar en bar, de compras, casi cualquier actividad que contenga un paseo me incita al canto. Debo aclarar que mi voz no es especialmente prodigiosa y que, por tanto, no soy una exhibicionista, sino una inconsciente.
El problema, no obstante, se puede agravar. Y es que hay melodías que me invitan al baile. Me ocurre con...
"These little town blues, are melting away
I'm gonna make a brand new start of it - in old New York
If I can make it there, I'm gonna make it anywhere
It's up to you - New York, New York"

Suerte que aquí apenas imito a un sombrero imaginario que sube y baja de mi cabeza a la cintura.
Aún puede ser peor.
Con
"Heaven... I'm in heaven,
And my heart beats so that I can hardly speak.
And I seem to find the happiness I seek,
When we're out together dancing cheek to cheek..."

lo que me pide el cuerpo son cabriolas imposibles. Las más de las veces estoy en la cola del supermercado o en el trabajo o a la entrada de un cine y me acuerdo de los protagonistas de "Full Monty" que cuando oyen en la oficina del paro la canción que están ensayando para el streap tease no pueden evitar contonearse.
Así voy yo por las calles, con la alegría contenida, silenciando a mis pies.
¿Por qué la melancolía es tan elocuente y el entusiasmo tan parco?

miércoles, enero 12, 2005

Una huida o una búsqueda



Están los viajes que trascienden fronteras físicas, y están los interiores, que precisan el billete de la reflexión. Y existen viajes que reúnen los dos recorridos, que son mis preferidos. El primero fue Atenas, una ventana por la que me asomé al mundo cuando tenía 16 años. Y el segundo ha ocurrido estos últimos cuatro días, en Edimburgo, una ciudad que me ha hecho pensar que tal vez deba poner toda mi vida patas arriba. Todavía no, aún soy una recién llegada a la nueva, y ni siquiera se han apagado los ecos melancólicos de la anterior. Pero sí, paseando por Edimburgo se me ocurrió que allí, con sus paisajes, su idiosincrasia, sus rutinas, (y sus cervezas ;), podría ser feliz, más feliz.

miércoles, enero 05, 2005

Ciudades


Hoy he vuelto a la ciudad en la que comenzó mi perseverante travesía por la emancipación. Con dieciocho años recién cumplidos, me alejé cien kilómetros de mi casa y varios años luz de mi vida. Hoy he regresado a los parques donde escribí tantas cartas, a la primera farmacia donde me sonrojé, a los bares de los desayunos colectivos, al piso que retuvo miles de momentos intensos, a las quedadas en los buzones, a los huevos kinder, a las noches de insomnio y café malo, a los días en que cada mañana todo volvía a empezar.
Para comenzar bien el año, el próximo fin de semana me voy, teóricamente, a Edimburgo. Es teoría porque, en la práctica, sólo tengo un billete a Londres, y de ida. Puede que llegue a Escocia o puede que no. Y, sobre todo, puede que vuelva a Bilbao o que telefonee el martes al trabajo para decir que no cuenten conmigo desde Heathrow o (más probablemente) desde Stansted o Gatwick, que es los aeropuertos a los que te arrojan las compañías de bajo coste (treinta euros no pueden incluir un aterrizaje decente).