jueves, junio 30, 2005

Teoría de la subyugación



Anoche vimos Entre copas y a mitad de película tuvimos que abrir una botella de vino.



martes, junio 28, 2005

Rarezas

Lo había leído en alguna revista y periódico, pero la primera vez que me sumergí físicamente (es un decir) en un blog, fue buscando una canción. Introducí un verso en Google y apareció Cosas que me pasan o no, una bitácora que creo que ya no existe. Luego hice un reportaje sobre el tema y al final acabé abriendo uno. Esa misma semana, dos de mis amigos habían hecho lo propio, sin haberlo hablado entre nosotros, y fue como la señal que necesitaba para seguir adelante. Ha pasado casi un año y no dejo de sorprenderme de las conexiones que facilita. Hace unos días escribí sobre la obra 'Libro de cocina incompleto', cuyo prólogo debía haber escrito un amigo mío, pero falleció antes de poder redactarlo. El caso es que el viernes ví que tenía un comentario nuevo, entré y leí:

Anonymous said...
el libro ha sido un pequeño homenajea a un amigo/padre...si supiera como te lo envio, o dime donde te lo dejo.Antton Arrospide [Iurreta]


Empecé a buscar al señor Arrospide, por los métodos más rudimentarios (páginas amarillas, etc.) pero no conseguí localizarle. Al día siguiente, sábado, tenía una cena en Bilbao y le pedí a una amiga que me buscara el contacto con la asociación que había editado la obra. Ayer me llamó para decirme que ya había hecho sus gestiones y hoy ha vuelto a hacerlo para darme el número de teléfono.
He marcado y me ha contestado un hombre. Claro, yo tenía que contarle una historia bastante enrevesada sobre una página web (!), un nombre... y ya me estaba liando con la narración cuando él me ha interrumpido y me ha dicho: yo soy Antton Arrospide. Me ha explicado que buscaba las reacciones que había despertado el libro por Google (siempre Google), encontró el blog y me dejó el mensaje. Me ha pedido mi dirección postal para mandarme un ejemplar.
Y ya no sé si quiero reflexionar sobre las extrañas posibilidades de estas bitácoras o si sólo me alegro de que exista gente tan desinteresada, que te deja comentarios y te envía libros porque sí. Mis amigos suelen decir que a mí me pasan cosas muy raras, pero comienzo a pensar que lo raro es que no te pase. Y me alegro, me alegro de estar envuelta entre tanta estupenda rareza.

domingo, junio 26, 2005

Defensa de la alegría

Me había prometido no utilizar este blog para lamentarme -al menos no exclusivamente-, de ahí mi silencio de los últimos días. Como, por desgracia (o por suerte, ya no lo sé), soy una montaña rusa emocional, y desde ayer he recuperado mi optimismo sin base alguna y mi intuición de que todo va bien (igualmente sin fundamentos), vuelvo a mi pequeño refugio en la red. Esto se lo debo a I (la belleza hindú) y a A, que ayer me hicieron reír y relajarme, a L por dejarme despertarle y desayunar conmigo arreglando el mundo, a uno de mis compañeros, que me ha enseñado el mejor restaurante de kebab de la ciudad, a la infatigable S, que siempre me sostiene cuando creo que no puedo más, y a D y sus llamadas inesperadas. Y, claro, a vosotros, los del otro lado, de los que desconozco su nombre o su profesión real, pero que saben lo que quiero contarles aunque no se lo cuente, que intuyen, descifran y me acompañan en mis subidas y mis bajadas. Hoy tengo que recurrir a Benedetti, defender la alegría y daros las gracias.

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos.

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica los paros cardíacos
y de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

viernes, junio 17, 2005

Mi condena


Con un soplo de tu mirada ya me rindo
y aunque yo me haya cerrado como un puño
tú siempre abres, pétalo tras pétalo, mi ser,
como la primavera abre
con un toque diestro y misterioso
su más terca rosa.
Y es un misterio esta destreza tuya
para mirar y abrir.
Pero lo cierto es que algo me dice
que la voz de tus ojos
es más profunda que todas las rosas.
Nadie, ni siquiera la lluvia,
tiene manos tan pequeñas.

(E.E. Cummings)

miércoles, junio 15, 2005

Perspectivas (II)

Soy esclava de mis silencios y dueña de mis palabras.

martes, junio 14, 2005

Desesperación incompleta

En Cambrigde, una organización artística llamada The Junction ha instalado objetos que interactúan con los peatones: unos cestos de basura que se mueven y ríen a carcajadas y unos bancos que se reúnen y cantan cuando sale el sol.
No es lo mismo pero por las noches cuando voy paseando hacia casa, en el último portal antes del mío, se enciende una luz cuando pasas. Debe tener algún sensor que detecta al transeúnte, pero a mí se me antoja un gesto cómplice en las jornadas difíciles y un guiño pícaro cuando todo va bien.
Estaba escribiendo esto cuando me ha llegado la noticia de que se ha editado el "Libro de cocina incompleto", una manuscrito de 123 recetas de cocina para los conventos o las clases pudientes escrito entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Al manuscrito le faltan 35 de las 135 páginas originales, pero la razón de que se titule incompleto es porque a I. le habían encargado escribir el prólogo y falleció antes de terminarlo.
Desde su muerte, yo también me siento profundamente incompleta. Por primera vez, hay algo que no podré reparar. Tal vez por eso últimamente cometo errores sin parar, como si me consolara pensar que esos sí podré arreglarlos. Ya me tocará averiguar que hay otras cosas irreversibles aparte de la muerte. Pero ahora estoy ciega ante casi todo.
Iba a darle a publish, tal cual, pero me temo que esto ha quedado excesivamente dramático y no quiero asustar a nadie con mi tendencia a la teatralización. No estoy bien, pero nadie se muere de confusión y tristeza. Al menos yo no pienso hacerlo. Esta noche descartaré las cañas y me iré a casa a darle una oportunidad, sólo por su título, a la nueva serie de TVE, "Mujeres desesperadas". He recibido un e-mail de A., estoy reconduciendo mis clases de italiano, hoy he conocido a una persona muy interesante y el sábado vuelvo a mi adorado Bilbao. Con esto quiero decir que soy tan consciente de mi tristeza como de que esto también pasará. Y que cuando esta noche pase por ese portal la luz seguirá encendiéndose (ahora es cuando hay que cruzar los dedos para que no se funda ;).
Vaya, que no me hagan ni caso.

sábado, junio 11, 2005

Perspectivas

Todo depende del dolor con que se mira.

lunes, junio 06, 2005

Claudicando

He leído a Humo, y pensaba en todas las cosas que podemos hacer por amor, esas cosas que el resto del mundo ve como renuncias y tú a veces también y a veces no.
En la literatura y en el cine fácil (no me atrevo a llamarlos malos), esas novelas y esos guiones que no salen de las entrañas, que se limitan a pegar frases y situaciones divertidas entre muchos líos de los personajes, siempre se sigue el esquema de un protagonista que sufre una o unas cuantas parejas equivocadas y al final encuentra una con el punto justo de serenidad y pasión. En la literatura y en el cine difícil, el que se esfuerza por tener su propia mirada, por decir algo nuevo, distinto y a veces esencial, el protagonista suele terminar solo, después de unas cuantas parejas equivocadas, o con una promesa de inicio de una relación. A veces, en algún momento de la película, dibujan una pareja buena y luminosa y yo me pregunto cómo lo hacen, porque muchos de ellos cumplen o se esfuerzan por cumplir el tópico de escritores/cineastas atormentados, y tienen vidas difíciles. Esas parejas ¿de donde salen? ¿son el retrato de una buena relación? ¿o son el retrato de una buena relación de alguien que nunca ha tenido una buena relación?
Sé que me estoy haciendo un lío, pero lo que me pregunto es donde salen todas nuestras convenciones, nuestros sedimentos sociales y culturales para distinguir que se puede y que no se puede hacer, cual es el límite de la generosidad, si es que existe. Con que te puedes sentir legítimamente feliz y con que no. Qué es conformarse y qué es arriesgarse. Si algo que signifique desamor en un punto puede representar otra cosa en otro. Me pregunto todo esto porque últimamente me pasan tantas cosas, cosas invisibles, que siento o que sienten por mí, o que otros sienten por otras personas, que ya no tengo claro casi nada. Y me oigo tomando decisiones, decisiones importantes, y ni siquiera sé de donde salen esas palabras. Me fío, porque alguna extraña convicción las empuja, pero, a veces, os confieso, me gustaría tener alguna jodida idea de que estoy haciendo.