En Cambrigde, una organización artística llamada The Junction ha instalado objetos que interactúan con los peatones: unos cestos de basura que se mueven y ríen a carcajadas y unos bancos que se reúnen y cantan cuando sale el sol.
No es lo mismo pero por las noches cuando voy paseando hacia casa, en el último portal antes del mío, se enciende una luz cuando pasas. Debe tener algún sensor que detecta al transeúnte, pero a mí se me antoja un gesto cómplice en las jornadas difíciles y un guiño pícaro cuando todo va bien.
Estaba escribiendo esto cuando me ha llegado la noticia de que se ha editado el "Libro de cocina incompleto", una manuscrito de 123 recetas de cocina para los conventos o las clases pudientes escrito entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Al manuscrito le faltan 35 de las 135 páginas originales, pero la razón de que se titule incompleto es porque a I. le habían encargado escribir el prólogo y falleció antes de terminarlo.
Desde su muerte, yo también me siento profundamente incompleta. Por primera vez, hay algo que no podré reparar. Tal vez por eso últimamente cometo errores sin parar, como si me consolara pensar que esos sí podré arreglarlos. Ya me tocará averiguar que hay otras cosas irreversibles aparte de la muerte. Pero ahora estoy ciega ante casi todo.
Iba a darle a publish, tal cual, pero me temo que esto ha quedado excesivamente dramático y no quiero asustar a nadie con mi tendencia a la teatralización. No estoy bien, pero nadie se muere de confusión y tristeza. Al menos yo no pienso hacerlo. Esta noche descartaré las cañas y me iré a casa a darle una oportunidad, sólo por su título, a la nueva serie de TVE, "Mujeres desesperadas". He recibido un e-mail de A., estoy reconduciendo mis clases de italiano, hoy he conocido a una persona muy interesante y el sábado vuelvo a mi adorado Bilbao. Con esto quiero decir que soy tan consciente de mi tristeza como de que esto también pasará. Y que cuando esta noche pase por ese portal la luz seguirá encendiéndose (ahora es cuando hay que cruzar los dedos para que no se funda ;).
Vaya, que no me hagan ni caso.