martes, agosto 30, 2005

Encrucijadas

En eso que depende del día puedes bautizar como amor o como condena existen dos preguntas esenciales, según Martin Amis (y yo estoy de acuerdo).
¿Es ahora?
¿Eres tú?
Hasta el momento he contestado siempre "no" a una de las dos, en la mayoría de ocasiones a ambas.
Lo pienso porque acabo de escuchar alguien a quien quise, a quien quiero, y se dibuja ante mí una persona interesantísima, brillante, muy, muy atractiva... Y sin embargo todas sus palabras susurran, como un subtítulo negativo, que no, que no es él.
Me ha pasado lo contrario. Mirar a alguien, conocer sus defectos como conoces a oscuras, por el tacto, la casa en la que vives, amar todo eso y, acto seguido, mirar después a tu alrededor y saber que no, que no es ahora. O, lo que es lo mismo, que no será nunca.
Aquí me encuentro, sin ahoras y sin tús, con el yo más intenso que he podido cobijar hasta la fecha, en el momento más extrañamente abierto de todos. Cualquiera (cualquiera al que los libros, las películas, las canciones y absolutamente cualquier pequeña porción de vida cotidiana le asombre, le zarandee y le cambie, aunque sea un poco), cualquiera, digo, pensaría que estoy ante una encrucijada.
Y no se trata, esta vez, de uno u otro, o de uno o ninguno, aunque siempre se trate un poco de eso. Hoy se trata de una ciudad o de otra (sí, un año después, de nuevo), de quedarme o de volver a casa, de llamar (hoy, mañana a lo más tardar) a la puerta de un despacho y decir en voz alta algo que aún no sé decirme en voz baja.
Sí, tiene la pinta de que estoy en una encrucijada. Y se me dan fatal...

lunes, agosto 29, 2005

Un idilio de librería

Como a todos los extraños, les divide el sexo:
Paisaje cercano a Parma
interesa al varón, lo mismo que El doble vórtice,
lo mismo que Rilke y Buda.
"Yo viajo, ¿sabes?", "yo pienso" y "yo sé leer"
parecen decir estos títulos;
pero Te recuerdo, El amor es mi credo,
Poema para J.
es la elección de las damas, y descalifica mi palabrería...
¿Deben los poetas "inflar" -como una bomba de bicicleta-
el corazón humano,o aplastarlo?
El amor del hombre es una cosa aparte en la vida de éste;
las chicas no son así.

Nosotros los varones tenemos el amor bien sopesado;
la pasta de que estamos hechos puede arreglárselas sin él.
Las mujeres no parecen pensar que esto baste;
y escriben sobre ello,

y el terrible modo en que se exponen en los poemas
no le resulta chocante.
Las mujeres son mucho mejores que los hombres.
No es extraño que nos gusten.

Una vez aceptado esto, podemos olvidar aquellos días
en que nos pasábamos la mitad de la noche en vela
henchidos de amor, repletos de brillantes pensamientos,
de nombres, de rimas,
y no podíamos escribir.

(Bookshop Idyll es un poema de Kingsley Amis que su hijo cita en Experiencia, un libro que desde el sábado me hace tener ganas de terminar de trabajar para leer, de terminar de comer para leer, de terminar de escribir para leer. Lo que, en ocasiones, me hace no trabajar, ni comer, ni escribir. Esto, que me ocurre a menudo, ¿es masculino o femenino? ¿o simplemente contrario a la sensatez?)

lunes, agosto 22, 2005

Año I



Aitormena está de aniversario. Nació en otra ciudad, una tarde de resaca y un año después se sigue escribiendo -pese a mi apego a la pereza- desde otra ciudad y bajo otra resaca, aún más espantosa (la vida cíclica se inventó para mí). Supongo que empecé el blog para atrapar utopías, para que no se las llevara el olvido, la indiferencia o eso que algunos llaman madurez y yo rebautizo como resignación. Adoro todo lo que tenga algo de utopía y ahí incluyo cosas tan distintas como el fútbol, la política, el amor (claro), los trabajos impopulares o la bondad sin máscaras. A los pocos días de su apertura, sufrí la confesión de la persona que he amado de una u otra manera el último lustro de mi vida y siempre me pareció que la bitácora había intuido todo eso, y había nacido para que me desahogara antes de que yo incluso supiera que quería desahogarme. Han sido doce meses de historias lastradas y también incentivadas por esta batalla casi diaria entre las sonrisas y las lágrimas. He aprendido mucho de todos los que os asomáis por aquí. Gracias por haber aprendido a no preocuparos con mis expresiones dramáticas y a burlaros de mis desvaríos. Un beso

martes, agosto 16, 2005

Quien lo probó, lo sabe

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
aspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño,
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor; quien lo probó, lo sabe.


Hace tiempo hablaba de la escasez de ideas originales, pero con los sentimientos tampoco podemos presumir de copyright. Pensar que esta conmoción (¿quién no la siente? ¿quién no la inspira?) tiene cuatro siglos y pertenece a un tal Lope de Vega...

viernes, agosto 12, 2005

Ignatius trabaja en agosto

Trabajar en agosto implica horas muertas en la oficina, hojear Internet más de la cuenta, leer cosas como ésta:

El mundo está lleno de insensatez y confusión, la falta de libertad tiene profundas raíces, la esperanza de igualdad está disminuyendo, la fuerza superior es demasiado grande, eso parece. Tenemos que estar contentos con lo bien que vivimos, dice la gente, la mayoría vive peor. Y luego toman pastillas contra el insomnio. O contra la depresión. O contra la vida. ¿Cuándo llegará una nueva estirpe que entienda el significado de la palabra igualdad, una estirpe de jardineros e ingenieros forestales que talen los grandes árboles que dan sombra a todos los pequeños, y que quiten los brotes bordes del árbol de la ciencia? (Podría ser Ignatius J. Reilly, pero son las Últimas notas de Thomas F)

Trabajar en agosto es también recibir las llamadas de tus amigos desde algún paraíso, mientras tú te miras el tono blanquecino del brazo; dar cincuenta vueltas para encontrar un bar abierto y comprarle tabaco a tu compañera de piso; es tiempo para pensar en quien no debes, lo que no debes y cuando no debes (por ejemplo, haciendo una entrevista a un alto cargo sobre la lucha contra la sequía)

Sin embargo (adoro los sinembargo), trabajar en agosto también permite hacer cosas tan distintas como: ir al mejor concierto de tu vida; despertarte todas las mañanas a las 10.40 para ver una serie de adolescentes (haya pasado lo que haya pasado la noche anterior); leer un libro en tres días sobre la resistencia danesa en la II Segunda Guerra Mundial y pasear por las calles desiertas esperando alistarte en algún grupo de espionaje; escribir respuestas a cartas que nunca recibiste; y tejer curiosas amistades.

lunes, agosto 08, 2005

La verdad

Salgo mucho, duermo poco y trabajo: no tengo la cabeza ni el tiempo para escribir por aquí, pero me sabe mal el vacío de tantos días. Así que... ¿hacemos un trato y hablo por boca de otros?

Sobre lo que siento. Soy un solitario que siempre ha vivido en excelente compañía. (Alfredo Bryce Echenique)

Sobre lo que quiero. ...Que un día cualquiera / no sé cómo / ni sé con qué pretexto / por fin me necesites. (Mario Benedetti)

Sobre lo que cuento. No aspiro a la verdad de los hechos, sino a una verdad literaria, es decir moral, es decir universal, que es la verdad a la que siempre aspira la literatura. Sin embargo, hasta donde me ha sido posible he tratado de ser fiel a los hechos, y sólo los he alterado cuando ser fiel a ellos acababa traicionando la verdad que perseguía. (Javier Cercas)