La insoportable necesidad de una mirada
Según Milan Kundera, todos necesitamos alguien que nos mire. De acuerdo al tipo de mirada bajo la que queremos vivir, Kundera clasifica a las personas en cuatro categorías:
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos o, dicho de otro modo, la mirada del público. La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas. Son más felices que las personas de la primera categoría quienes, cuando pierden a su público, tienen la sensación de que en el salón de su vida se ha apagado la luz. A casi todos ellos les sucede alguna vez. En cambio, las personas de la segunda categoría siempre consiguen alguna de esas miradas. Luego está la tercera categoría, los que necesitan la mirada de la persona amada. Su situación es igual de peligrosa que la de los de la primera categoría. Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.
La primera categoría anhela la mirada de una cantidad infinita de ojos anónimos o, dicho de otro modo, la mirada del público. La segunda categoría la forman los que necesitan para vivir la mirada de muchos ojos conocidos. Estos son los incansables organizadores de cócteles y cenas. Son más felices que las personas de la primera categoría quienes, cuando pierden a su público, tienen la sensación de que en el salón de su vida se ha apagado la luz. A casi todos ellos les sucede alguna vez. En cambio, las personas de la segunda categoría siempre consiguen alguna de esas miradas. Luego está la tercera categoría, los que necesitan la mirada de la persona amada. Su situación es igual de peligrosa que la de los de la primera categoría. Y hay también una cuarta categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.