Sin título
Veamos. Qué puedo decir. Sólo soy la chica que vio demasiados capítulos de Dawson crece. La chica solitaria y ensimismada que cree que sólo le pasan a ella las cosas que le ocurren a todo el mundo. La que aún no sabe acentuar los pronombres interrogantes. La que odia abusar de la conjugación en primera persona, pero ha edificado casi cuatro años de blog en su maraña de sentimientos corrientes.
A veces soy tan críptica que ni yo sé descifrarme. Sólo sé que tengo una serenidad que nunca había conocido. Me asusta que esto tenga algo que ver con crecer, madurar o esos sinónimos fastidiosos de acomodarse, pero es agradable saber que, por fin, una está por encima de algunos sentimientos poco decorosos.
Calculo que aprendo unos diez años más tarde de lo recomendable. Intuyo que me quedaré a medio camino de mis sueños. Y supongo que nunca llegará el momento en el que tenga que pronunciar el emocionante discurso que he reelaborado tantas noches mientras me lavaba los dientes. Sin embargo, a pesar de mi permanente retraso respecto al mundo, esta noche me sumerjo a solas en la programación de la Fox, mordisqueo chocolate negro con naranja, y soy -nada razonablemente- feliz.
A veces soy tan críptica que ni yo sé descifrarme. Sólo sé que tengo una serenidad que nunca había conocido. Me asusta que esto tenga algo que ver con crecer, madurar o esos sinónimos fastidiosos de acomodarse, pero es agradable saber que, por fin, una está por encima de algunos sentimientos poco decorosos.
Calculo que aprendo unos diez años más tarde de lo recomendable. Intuyo que me quedaré a medio camino de mis sueños. Y supongo que nunca llegará el momento en el que tenga que pronunciar el emocionante discurso que he reelaborado tantas noches mientras me lavaba los dientes. Sin embargo, a pesar de mi permanente retraso respecto al mundo, esta noche me sumerjo a solas en la programación de la Fox, mordisqueo chocolate negro con naranja, y soy -nada razonablemente- feliz.