Olvidos
Hoy vivo entre aniversarios. Ayer se cumplieron tres años del 11-S, el día que derribaron las Torres Gemelas y que yo terminé la carrera. Me acuerdo que la noche anterior no dormí mucho, acostumbrada a los sprints académicos de última hora. Por la mañana hice el examen de historia política reciente. Luego subí a comer a casa de la tía de un amigo y allí vimos en Antena 3, estupefactos y en directo, cómo caía la segunda torre. Me quedé un rato dormida en el sofá, hasta que me despertaron diciendo que habían atacado el Pentágono. Decidí no volver a dormirme. Luego consultamos las notas en Internet y, sí, habíamos aprobado el último exámen y, por tanto, la carrera, aunque la actualidad sepultó nuestra pequeña noticia. Fuimos de Pamplona a Bilbao en coche, y nos acostamos pensando que nada volvería a ser lo mismo.
Aún no tengo claro si teníamos razón o no.
Del 11-M tengo, curiosamente, un recuerdo menos nítido. Sé que me despertó un amigo por teléfono para contarmelo. Que llamé a mi familia y a todos mis amigos de Madrid. Que di mis dos últimas horas de clase del carné de conducir (al día siguiente tuve el examen). Después vine a la redacción y me encargaron que recopilara información sobre la pista islamista, mientras el resto del periódico y del mundo trabajaban con la tesis de ETA. Hasta las ocho de la tarde, me pasé todo el tiempo trabajando a contracorriente. Ese día intenté anestesiarme con datos y datos. Los siguientes los pasé leyendo las historias de todas las víctimas, sobrecogida. Medio año después, me da la sensación de que todos hemos olvidado demasiado pronto.
Aún no tengo claro si teníamos razón o no.
Del 11-M tengo, curiosamente, un recuerdo menos nítido. Sé que me despertó un amigo por teléfono para contarmelo. Que llamé a mi familia y a todos mis amigos de Madrid. Que di mis dos últimas horas de clase del carné de conducir (al día siguiente tuve el examen). Después vine a la redacción y me encargaron que recopilara información sobre la pista islamista, mientras el resto del periódico y del mundo trabajaban con la tesis de ETA. Hasta las ocho de la tarde, me pasé todo el tiempo trabajando a contracorriente. Ese día intenté anestesiarme con datos y datos. Los siguientes los pasé leyendo las historias de todas las víctimas, sobrecogida. Medio año después, me da la sensación de que todos hemos olvidado demasiado pronto.
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