Encrucijadas
En eso que depende del día puedes bautizar como amor o como condena existen dos preguntas esenciales, según Martin Amis (y yo estoy de acuerdo).
¿Es ahora?
¿Eres tú?
Hasta el momento he contestado siempre "no" a una de las dos, en la mayoría de ocasiones a ambas.
Lo pienso porque acabo de escuchar alguien a quien quise, a quien quiero, y se dibuja ante mí una persona interesantísima, brillante, muy, muy atractiva... Y sin embargo todas sus palabras susurran, como un subtítulo negativo, que no, que no es él.
Me ha pasado lo contrario. Mirar a alguien, conocer sus defectos como conoces a oscuras, por el tacto, la casa en la que vives, amar todo eso y, acto seguido, mirar después a tu alrededor y saber que no, que no es ahora. O, lo que es lo mismo, que no será nunca.
Aquí me encuentro, sin ahoras y sin tús, con el yo más intenso que he podido cobijar hasta la fecha, en el momento más extrañamente abierto de todos. Cualquiera (cualquiera al que los libros, las películas, las canciones y absolutamente cualquier pequeña porción de vida cotidiana le asombre, le zarandee y le cambie, aunque sea un poco), cualquiera, digo, pensaría que estoy ante una encrucijada.
Y no se trata, esta vez, de uno u otro, o de uno o ninguno, aunque siempre se trate un poco de eso. Hoy se trata de una ciudad o de otra (sí, un año después, de nuevo), de quedarme o de volver a casa, de llamar (hoy, mañana a lo más tardar) a la puerta de un despacho y decir en voz alta algo que aún no sé decirme en voz baja.
Sí, tiene la pinta de que estoy en una encrucijada. Y se me dan fatal...
¿Es ahora?
¿Eres tú?
Hasta el momento he contestado siempre "no" a una de las dos, en la mayoría de ocasiones a ambas.
Lo pienso porque acabo de escuchar alguien a quien quise, a quien quiero, y se dibuja ante mí una persona interesantísima, brillante, muy, muy atractiva... Y sin embargo todas sus palabras susurran, como un subtítulo negativo, que no, que no es él.
Me ha pasado lo contrario. Mirar a alguien, conocer sus defectos como conoces a oscuras, por el tacto, la casa en la que vives, amar todo eso y, acto seguido, mirar después a tu alrededor y saber que no, que no es ahora. O, lo que es lo mismo, que no será nunca.
Aquí me encuentro, sin ahoras y sin tús, con el yo más intenso que he podido cobijar hasta la fecha, en el momento más extrañamente abierto de todos. Cualquiera (cualquiera al que los libros, las películas, las canciones y absolutamente cualquier pequeña porción de vida cotidiana le asombre, le zarandee y le cambie, aunque sea un poco), cualquiera, digo, pensaría que estoy ante una encrucijada.
Y no se trata, esta vez, de uno u otro, o de uno o ninguno, aunque siempre se trate un poco de eso. Hoy se trata de una ciudad o de otra (sí, un año después, de nuevo), de quedarme o de volver a casa, de llamar (hoy, mañana a lo más tardar) a la puerta de un despacho y decir en voz alta algo que aún no sé decirme en voz baja.
Sí, tiene la pinta de que estoy en una encrucijada. Y se me dan fatal...
8 Comments:
como creo que soy el último en felicitarte por tu bloganiversario (germen, por cierto, de muchos blogitos), espero que te sirva mi tonto consuelo a modo de regalo: guapa, hagas lo que hagas yo sé que te irá bien. al fin y al cabo, quizá las cosas no cambien tanto. sí variarán las circunstancias, los paisajes, las estaciones de tren... pero tú seguirás brillando con luz propia y los demás, por supuesto, estaremos allí para acompañarte. todo lo demás no importa.
Las encrucijadas se ven faciles desde fuera y dificiles desde dentro.
Las encrucijadas nos enfrentan a decisiones que puede nunca sepamos si ha sido la correcta.
Las encrucijadas no se pueden resolver con la cabeza, asi que mejor no calentarsela demasiado.
Las encrucijadas, una vez optas por un camino, no hay que revisarlas pues tendemos a pensar que hemos elegido el peor cuando no tenemos datos para saberlo.
Suerte
Si te sirve de consuelo me gustaría recordarte que no es la primera ni será la última "encrucijada"¿? por la que has de pasar, y siempre has salido victoriosa... Hagas lo que hagas, bien hecho estará. Por cierto, feliz aniversario, como dice Malbicho fue el origen al menos del mío y eso te lo agradezco un montón. El mío también estará de aniversario dentro de poco, y de luto porque lo voy a abandonar cual perro en una cuneta camino de Almería, pero es posible que haga otro, y quizá nos encontremos por aquí, (aunque yo ya no sea yo, seguiré siendo el mismo yo).
Por cierto, creo q todavía no he despertado, perdona las tonterías, no es serio. Un beso enorme, suerte con las decisiones (ya sabes el miedo que me dan) y Zoronak Woman on the Moon!! (espero que no bajes nunca, no sabes el calor que hace por aquí abajo)...
no deje que las decisiones se conviertan en fantasmas que arrastran cadenas hasta la eternidad. el acto en si de decidir es una de nuestras mayores muestras de libertad. adoptela como un reflejo de su personalidad y no de una condena del destino. ¿porque no disfrutar de los cambios???
Así que deduzco que esta vez te has contestado que sí a las dos preguntas.
Qué putada.
De todos modos, vale, las preguntas de mr. Amis son muy sabias, pero eso no quiere decir que tengas que seguirlo al pie de la letra.
Pase lo que pase, al final le encontrarás un sentido a la decisión que tomes, y dirás: era por ésto.
Otro consuelo tonto... Encrucijadas hemos encontrado, encontramos y encontraremos miles; lo malo no es tener que elegir entre dos caminos, sino quedarse para siempre en ellas, en un cruce, en una encrucijada, sin moverse por temor a equivocarse, para siempre... Salir de ellas, tener el valor de apostar por un camino, de plantearte que debes elegir, siempre te llevará a algún sitio. Al que deseas en ese momento, o tal vez al equivocado. Pero, a partir de ahí, siempre hay otras salidas... En medio de una encrucijada, nunca. Y tú tienes el valor de elegir un camino; ya estás un pasito más cerca de lo que de verdad deseas...
Tira miguitas de pan, pero que sean grandes, para que no se las lleve el viento, y apetitosas, para que no se las coman los pájaros. Quizás las lágrimas sean lo que más se parezca a ese tipo de migas: nos orientan en los caminos de regreso.
Leí una vez una parodia divertidísima del dilema del prisionero, ahora no caigo si en algún libro de Woody Allen. ¿Alguien lo recuerda?
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