miércoles, enero 12, 2005

Una huida o una búsqueda



Están los viajes que trascienden fronteras físicas, y están los interiores, que precisan el billete de la reflexión. Y existen viajes que reúnen los dos recorridos, que son mis preferidos. El primero fue Atenas, una ventana por la que me asomé al mundo cuando tenía 16 años. Y el segundo ha ocurrido estos últimos cuatro días, en Edimburgo, una ciudad que me ha hecho pensar que tal vez deba poner toda mi vida patas arriba. Todavía no, aún soy una recién llegada a la nueva, y ni siquiera se han apagado los ecos melancólicos de la anterior. Pero sí, paseando por Edimburgo se me ocurrió que allí, con sus paisajes, su idiosincrasia, sus rutinas, (y sus cervezas ;), podría ser feliz, más feliz.

4 Comments:

Blogger Poledra said...

No eres la primera, unos amigos que fueron de fin de semana, cuando volvieron me dijeron exactamente lo mismo.

Desde entonces tengo pendiente ir a esa ciudad. :-)

Un abrazo!

1:00 a. m.  
Blogger Holden said...

eres tú! lo pensé... y lo descarté... no te imaginaba con un blog (y confieso que tampoco recordaba nuestra conversación entre copas...) esperaré las notas de tu cuaderno como tú esperas los diarios de trapi... un beso borrachito!

1:18 p. m.  
Blogger it said...

Edimburgh es una ciudad para el alma. Piedras negras, nubes grises y una luz infinita... y el mar y las gaviotas... y esos campos escoceses, y más allá las Highlands.
Yo estudié allí unos años.
Y vuelvo y vuelvo a cada poco.
Porque ese es el peligro: Si has estado una vez, no dejarás de volver.

Ya lo verás.

Saf ;-))

10:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Da miedo encontrarse por el mundo lugares que hacen que te sientas como en casa. Es muy gratificante pero a mi a veces me da miedo.¿Me estaré equivocando?¿Debería coger mis cosas y marcharme a esa otra punta del mundo donde sentí que sería realmente feliz?

9:46 a. m.  

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