Se apaga...
Se apaga...
Anoche Iván Ferreiro actuaba en Donosti. Comprobé el vínculo sorprendente entre el ex Pirata y mi círculo de conocidos; nunca había coincidido en una sala de conciertos con tantos, incluido el primer chico por el que hice tonterías en mi vida (a los siete años: sólo soy precoz en asuntos inútiles). Y busqué, con más insistencia que de costumbre, algún verso-almohada, sobre el que dormir-soñar después. La cuestión es que ahora, ahora que todas las voces hablan a destiempo, funcionan los pequeños efectos, las cervezas del Bukowski, las palabras que encajan, la película de los viernes, los apellidos exactos, incluso los errores de casting. He descubierto que cuando empiezas a reconciliarte con tus equivocaciones, se apagan las odiosas fluorescentes y vuelven a impresionarte los cielos radiantes, aunque llueva.
(verso-almohada: sivasdetrásdemidisfrazteencontrarásati...)
Anoche Iván Ferreiro actuaba en Donosti. Comprobé el vínculo sorprendente entre el ex Pirata y mi círculo de conocidos; nunca había coincidido en una sala de conciertos con tantos, incluido el primer chico por el que hice tonterías en mi vida (a los siete años: sólo soy precoz en asuntos inútiles). Y busqué, con más insistencia que de costumbre, algún verso-almohada, sobre el que dormir-soñar después. La cuestión es que ahora, ahora que todas las voces hablan a destiempo, funcionan los pequeños efectos, las cervezas del Bukowski, las palabras que encajan, la película de los viernes, los apellidos exactos, incluso los errores de casting. He descubierto que cuando empiezas a reconciliarte con tus equivocaciones, se apagan las odiosas fluorescentes y vuelven a impresionarte los cielos radiantes, aunque llueva.
(verso-almohada: sivasdetrásdemidisfrazteencontrarásati...)
4 Comments:
Pues deja que se apaguen.
Quedará esa impresión de los cielos radiantes.
Y la impecable emoción de ese verso de Iván Ferreiro, digno de ser una confortable almohada.
(Me gusta eso de verso-almohada)
Besos.
Curioso. En Bilbao -el concierto fue la noche del sábado- la sensación era de adolescencia mal asumida por el público, con un Antzoki lleno como pocas veces. Lo malo de la edad es que añoro más a Los Piratas que al propio Ferreiro.
Reconciliarnos con nosotros mismos, y aceptarnos con nuestras debilidades y fragilidades, es la única forma de podamos mejorar de forma fluida (o al menos eso es lo que yo he aprendido también)
Un beso!
Yo también odio las amarillas de sodio, es bueno saber que no estoy solo...
un saludo.
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