miércoles, agosto 10, 2011

Beginners

Anoche vi una bonita película de principiantes. Pensé que me gustaría más pero, en cualquier caso, solo por su ingeniería visual y un par de frases, la experiencia ya mereció la pena. Una tercera no ha abandonado mi cabeza, porque resume mi situación de un modo extraño y difícil de explicar . El protagonista decía: "Me siento solo, como si siempre acabara de llegar". Yo no me siento sola, no demasiado sola, al menos, pero me identifico con la sensación de acabar-de-llegar-a-algún-lado. Lo que agrava la percepción es que vivo en la ciudad en la que nací y a la que volví hace casi seis años, después de un paréntesis de ocho. Debería sentirme en casa. Tengo un montón de (envidiables) divanes emocionales, una masajista increíble (muy importante), estoy (creo) menos en deuda con el mundo, y aunque lo que me rodea me preocupa hasta mortificarme, yo me siento confiada y feliz... Pero con la sensación insegura del que acaba de llegar. Como si, después de tanto tiempo, siguiera buscando mi sitio. Con la persistente sensación de que existe, pero lejos de aquí. Quizá sea porque me interno en la senda de los treintaytantos, esa edad en la que la gente (sobre todo los otros treintañeros) parece tener derecho a auscultar tus (presuntos) progresos y a medirlos, y decidir si has avanzado suficientemente o no en 'la vida'. Esos examenes siempre hacen que me revuelva incómoda, por muy confortable que sea la silla.
Me gustaría explicarme mejor pero, como dice René, he perdido el tono aunque hoy, después de once meses sin aparecer por aquí, lo que me parecía urgente era no perder la costumbre del todo (y no olvidar la contraseña).
Vuelvo a ser principiante.
En realidad, nunca dejé de serlo.