Desaparecer
Dentro de una hora me recoge un coche y emprendo un pequeño viaje, cuyo destino desconozco. Es una sorpresa de C, así que nada asegura que no me pase el fin de semana viendo deporte base. Sea cual sea el programa, la escapada llega en un gran momento, porque esta semana ha sido un poco desastrosa. Sospecho que el castigo procede de invocar a Bolkestein el día de San Valentín. Al día siguiente recibí una llamada que aún no he asimilado, que no sé como afrontar y, ayer, en un acto de torpeza imperdonable (de hecho, no he sido perdonada ;) escogí ir a una sala de torturas conocida popularmente como gimnasio en lugar de comer, por primera vez, con la persona con la que más me apetece estar en el mundo. Todo esto me ha hecho comprender que se avecinan tiempos problemáticos para los prioridades y muchos malentendidos aunque, también, unos cuantos besos robados. Así que no se me ocurre nada mejor que desaparecer y recurrir a la única receta que me suele dar resultado: reírme de mi misma, sin compasión. Disfruten.
1 Comments:
Lo de los besos robados suena muy bien, lo de reírse de una misma sin compasión... bueno qué quieres que te diga, es verdad que para muchas cosas somos muy muy parecidas. Lo que quiere decir que tú desde luego debes de ser algo así como irresistible.
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