El odio y la piedad
Resulta que al fabulista terapéutico Jorge Bucay, como a esa presentadora de televisión, también se le corta-pegan en el ordenador párrafos de otros libros. Últimamente pienso en el plagio y no me parecería tan mal que se rescaten historias olvidadas si no fuera porque se lucran de ellas (obtienen dinero y admiración) como si fueran enteramente suyas, y porque nos privan del placer del descubrimiento, de la emoción de leer una buen e inédito cuento a partir de alguna referencia extraña. Con todo, lo más interesante del artículo sobre Bucay (ayer, en El País) es la profesión de la autora plagiada: es consultora filosófica. ¿Cómo se pide una cita? Estoy a falta de consejos, hasta de los demagógicos.
Mientras no consiga cita, yo también me dedico a plagiar. Casi todo lo que pienso estos días sobre casi todas las cosas lo dice hoy Rosa Montero. Escribe sobre María, una mujer que después de que unos neonazis propinaran palizas a inmigrantes, va a dormir con ellos (con los inmigrantes, claro, no con los neonazis) a sus asentamientos insalubres porque sabe que si ella, una mujer blanca, está allí, la Policía vigilará más. Y Rosa Montero concluye, y es algo que quiero escribir para no olvidarlo: "María es un personaje estrafalario. Su preocupación por el prójimo resulta excesiva, casi una chifladura. Los nazis, en cambio, no nos parecen tan raros: sí, son unos criminales a los que hay que perseguir y encarcelar, pero no nos sorprenden: forman parte del mal del mundo. Nuestra enfermiza sociedad parece aceptar mejor el odio que la piedad".
Mientras no consiga cita, yo también me dedico a plagiar. Casi todo lo que pienso estos días sobre casi todas las cosas lo dice hoy Rosa Montero. Escribe sobre María, una mujer que después de que unos neonazis propinaran palizas a inmigrantes, va a dormir con ellos (con los inmigrantes, claro, no con los neonazis) a sus asentamientos insalubres porque sabe que si ella, una mujer blanca, está allí, la Policía vigilará más. Y Rosa Montero concluye, y es algo que quiero escribir para no olvidarlo: "María es un personaje estrafalario. Su preocupación por el prójimo resulta excesiva, casi una chifladura. Los nazis, en cambio, no nos parecen tan raros: sí, son unos criminales a los que hay que perseguir y encarcelar, pero no nos sorprenden: forman parte del mal del mundo. Nuestra enfermiza sociedad parece aceptar mejor el odio que la piedad".
4 Comments:
Probablemente tenga/s razón, y por eso a veces, algunos, renegamos de eso que dicen que somos: "seres humanos".
Un ejemplo, quizás, absurdo: Mi perro es más fiel, más leal y más honesto que ningún de los hombres y mujeres que he conocido en mi vida...
La cuestión puede ser que el motivo por el que vemos con mayor naturalidad el mal sea nuestra cercanía. A saber, que quizá el problema es que nos sorprendería más acabar un día siendo como María, que siendo como los neonazis.
Probablemente tenga/s razón, y por eso a veces, algunos, renegamos de eso que dicen que somos: "seres humanos".
Un ejemplo, quizás, absurdo: Mi perro es más fiel, más leal y más honesto que ningún de los hombres y mujeres que he conocido en mi vida...La cuestión puede ser que el motivo por el que vemos con mayor naturalidad el mal sea nuestra cercanía. A saber, que quizá el problema es que nos sorprendería más acabar un día siendo como María, que siendo como los neonazis.Podría ser, o podría ser que no. No creo en las reglas categóricas universales:"Nuestra enfermiza sociedad parece aceptar mejor el odio que la piedad". Yo miro a mi alrededor, que también es sociedad y no veo exactamente esto.
No obstante es una reflexió a tener en cuenta.
tengo que reconocer que no tengo una idea muy clara...
Creo que no siempre, pero hay varias ocasiones en las que, sin duda alguna, "Nuestra enfermiza sociedad parece aceptar mejor el odio que la piedad". La historia de María es un buen ejemplo.
Saludos.
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