Morir
Es cruel que el día que yo apueste por vivir, tú te mueras.
Es cruel que eso no sea una metáfora absurda más de las mías, sino que realmente ya no estés.
Ya no estés.
Es cruel que cuando le digo a la gente tu edad, primero se sorprenda de que seamos amigos y después quite gravedad al asunto, como si me tuviera que doler menos.
Es cruel que me haya mudado de ciudad en tus últimos meses, que no haya estado a tu lado como lo estuviste al mío, en el momento más necesario, cuando mi vida parecía un guión de Almodóvar, y llamabas a un taxi para que me marchara de casa cuando las cosas se ponían difíciles. Me entendías sin preguntar. Te ganabas a todo el mundo con tu inteligencia, tu ironía, tu conocimiento del mundo y tu generosidad.Ya no podré invitarte a todas las rondas que no me dejaste pagar, ni volveré a la casa que construiste junto al río, tu último sueño. Me hubiera gustado agarrarte de la mano más veces en este final, aunque sospecho que a ti te gustaría que te recordara riendo, en una de esas extrañas tabernas a las que me llevabas. Hacíamos una pareja surrealista. Nunca me he vuelto a sentir tan protegida y tan orgullosa.
Es raro este recordarte, con lágrimas en los ojos y la sonrisa en los labios. Ojalá sepas lo que te quise y lo que te seguiré queriendo. Quiero pensar que sí, porque siempre supiste mejor que yo lo que quería decirte. Y ahora no sé cómo despedirme. Debería marcharme a casa, contestar alguno de los mensajes de preocupación que me llegan, pero me aterra el móvil, porque ahí está tu número grabado y sé que tendré que borrarlo, y no me siento con fuerzas, porque es como si te borrara a ti también, y no puedo. No puedo.
Es cruel que eso no sea una metáfora absurda más de las mías, sino que realmente ya no estés.
Ya no estés.
Es cruel que cuando le digo a la gente tu edad, primero se sorprenda de que seamos amigos y después quite gravedad al asunto, como si me tuviera que doler menos.
Es cruel que me haya mudado de ciudad en tus últimos meses, que no haya estado a tu lado como lo estuviste al mío, en el momento más necesario, cuando mi vida parecía un guión de Almodóvar, y llamabas a un taxi para que me marchara de casa cuando las cosas se ponían difíciles. Me entendías sin preguntar. Te ganabas a todo el mundo con tu inteligencia, tu ironía, tu conocimiento del mundo y tu generosidad.Ya no podré invitarte a todas las rondas que no me dejaste pagar, ni volveré a la casa que construiste junto al río, tu último sueño. Me hubiera gustado agarrarte de la mano más veces en este final, aunque sospecho que a ti te gustaría que te recordara riendo, en una de esas extrañas tabernas a las que me llevabas. Hacíamos una pareja surrealista. Nunca me he vuelto a sentir tan protegida y tan orgullosa.
Es raro este recordarte, con lágrimas en los ojos y la sonrisa en los labios. Ojalá sepas lo que te quise y lo que te seguiré queriendo. Quiero pensar que sí, porque siempre supiste mejor que yo lo que quería decirte. Y ahora no sé cómo despedirme. Debería marcharme a casa, contestar alguno de los mensajes de preocupación que me llegan, pero me aterra el móvil, porque ahí está tu número grabado y sé que tendré que borrarlo, y no me siento con fuerzas, porque es como si te borrara a ti también, y no puedo. No puedo.
7 Comments:
lo mejor que le ofreción de usted, lo que basó su relación ya estaba en ese sedimiento de recuerdos que le conforman a uno. Yo no tendría ninguna duda, que entre las ultimas imagenes que tuvo, se vio con usted tomando unas cañas y burlandose del mundo.
Es hermoso...Un hermoso recuerdo.
Un abrazo
El vació que nos dejan es difícil de llenar. Sólo los recuerdos, aunque duelan, hacen un poco el servicio. Esa historia de tu vida de peli de Almodóvar y esa amistad incomprendida llamándote a un taxi, eso es lo que me llega a mí hoy (una imagen sesgada dentro de una historia mucho más importante) Y eso es lo que a mí hoy me ha hecho sonreír.
Tuvisteis mucha suerte de conoceros el uno al otro.
Un abrazo.
Prueba con JB, un hielo y esto. A mí me funciona.
Un abrazo.
Es un hermoso homenaje el que dejas en estas páginas. Haces que todos te envidiemos haberle conocido. Que el mundo es una porquería ya se sabe. Y que de ella hay unas pocas personas que nos la vuelven un jardín, eso también. Pero conocerlas es sólo cuestión de suerte. Estoy seguro de que tú lo eres, igualmente, para alguien (a más de uno le convertirás su película de almodóvar en un jardín...). In memoriam.
Piensa en todos esos buenos momentos y en que a veces las casualidades nos echan un cable, dándonos la oportunidad de conocer a personas especiales, únicas. Tú has tenido esa suerte. Ahora será duro pero de aquí a un tiempo sonreirás un poquito y el dolor se irá esfumando poco a poco (por experiencia propia te lo digo...)
Y lo que has escrito le habría encantado, seguro.
Besos mil y abrazos...
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