La elección de Harry
Mucha gente aborrece Harry Potter, al igual que otros tantas obras de autores que hacen libros como galletas de molde. Yo no tengo una postura clara contra los bestseller, porque hay libros que se venden mucho que no me gustan y otros que sí, como me sucede con discos y con canciones. Detesto las convenciones pero también las anti-convenciones: la actitud elitista y de distancia respecto a todo lo popular me resulta artificial y me agota un poco. Me gusta argumentar mi rechazo a algo en concreto por causas específicas y no demonizar géneros, ni artes, ni naciones. Bueno, que me pongo mitinera y pierdo el hilo. Hoy me he acordado de una escena del primer libro de la saga Potter, en la ceremonia de iniciación en Hogwarths (el colegio donde se adquieren las destrezas mágicas). Hay cuatro casas y, para ir a una o a otra, cada alumno se pone un sombrero mágico que le dice a cual pertenece. En el caso de Harry al principio el sombrero tiende a Slytherin, que él rechaza porque es la que acoge a los más inteligentes pero también a los más ambiciosos, con motivos menos limpios. Al final, le coloca en Gryffindor, la casa a la que se le presupone más nobleza. Harry arrastra durante varios capítulos el temor de que si el sombrero le envió a Slytherin es porque su personalidad encaja con la casa más oscura. Cuando por fin expresa su miedo, el profesor Dumbledore (un Gandalf pedagógico) le dice que sí, que probablemente su forma de ser encajaría allí pero que:
Son nuestras elecciones las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades
Hay pocas cosas de las que esté tan convencida como de que nuestras decisiones, y sobre todo algunas decisiones, definen qué tipo de ser humano queremos ser. Algunas son pequeñas y te construyen día a día; otras son cruciales y se deciden en unos segundos. Creo que el acto que nos salva o que nos hunde, que nos condena o que nos redime, es una elección de la que somos capaces y responsables nosotros y en la que no nos podemos excusar en el resto de la humanidad ni en el contexto, porque precisamente cuanto más confuso sea escoger o cuanto más fácil sea dejarse llevar, más valor tiene y más dice de nosotros esa elección. Algunas de mis elecciones hablan de mi vanidad, otras de mi bondad, y todas de mi ignorancia.
Eso pienso estos días.
Son nuestras elecciones las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades
Hay pocas cosas de las que esté tan convencida como de que nuestras decisiones, y sobre todo algunas decisiones, definen qué tipo de ser humano queremos ser. Algunas son pequeñas y te construyen día a día; otras son cruciales y se deciden en unos segundos. Creo que el acto que nos salva o que nos hunde, que nos condena o que nos redime, es una elección de la que somos capaces y responsables nosotros y en la que no nos podemos excusar en el resto de la humanidad ni en el contexto, porque precisamente cuanto más confuso sea escoger o cuanto más fácil sea dejarse llevar, más valor tiene y más dice de nosotros esa elección. Algunas de mis elecciones hablan de mi vanidad, otras de mi bondad, y todas de mi ignorancia.
Eso pienso estos días.
9 Comments:
harold bloom aborrece a harry potter, y yo pienso que si estos libros sirven para que algunos niños se peguen a la lectura ya haran mucho más por la literatura que muchos de los pretendidos clasicos. como usted muy bien dice, lo que realmente importa son las decisiones que finalmente tomamos. si algun niño despues de harry potter se atreve con charles dikens, stevenson o incluso gorky, bloom no se podrá dar por satisfecho de su cruzada.
Holden, no sabes cuán de acuerdo estoy hoy con lo que dices. Y además estoy con Oracle, si Harry Potter sirve para que los niños lean, bienvenido sea. Bloom es un elitista y un dogmático. Lo mismo digo del Petit Nicolas y de Manolito Gafotas. En mi época, eran los libros del Barco de Vapor.
Hay otro tipo de decisiones, además de las pequeñas del día a día y de las cruciales que definen el destino en segundos que tú mencionas. Están las pequeñas decisiones que sibilinamente a la postre resultan cruciales.
Mi vida, que ha sido un cúmulo de esas decisiones pequeñas que me han llevado en un zarandeo continuo, es un claro ejemplo.
Me encanta cuando te pones mitinera :)
Para el ser humano, es difícil imaginar un campo de mayor trascendencia que el de la toma de decisiones: escoger gracias a conocimientos habilidades técnicas y artísticas adquiridas o a la experiencia entre varias alternativas para satisfacer las metas contenidas en una estrategia. Alguien dijo una vez: "toda mala decisión que tomo va seguida de otra mala decisión".
Leo y escribo: "Con frecuencia, las decisiones de rutina se toman rápidamente, quizás inconscientemente, sin necesidad de elaborar un proceso detallado de consideración. Sin embargo, cuando las decisiones son complejas, críticas oimportantes, es necesario tomarse el tiempo para decidir sistematicamente. Las decisiones críticas son las que no pueden ni deben salir mal o fracasar. Uno debe confiar en el propio juicio y aceptar la responsabilidad. Existe una tendencia a buscar chivos expiatorios o trasferir responsabilidades".
Llevo dos días pensando si hablar en favor de Harold Bloom o de 'Harry Potter', sin tomar una decisión. Creo que vamos todos en el mismo barco (de vapor, si se tercia).
Hola¡¡ Yo también estoy de acerudro, son nuestras decisiones las que más cuentan, pero sobre todo el encajar las decisiones de las mismas. Un saludo.
Vaya desastre de comentario he dejado¡¡
Quería decir el asumir las consecuencias de nuestras decisiones.
Suscribo totalmente tu última frase.
¿mal de muchos consuelo de tontos?
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