sábado, febrero 28, 2009

Writing to reach me (II)

Escribir como el que vomita, como el que busca un alivio imposible, una pastilla eficaz que anule un dolor que no tiene cuerpo. Escribir febrilmente y que la letra sea el asidero a alguna parte de ti que desconoces. Escribir como si fueras una bombilla temblorosa en un lugar oscuro. Como si el mundo nunca hubiera dejado de ser un espacio impenetrable. Como posibilidad única, como único refugio. Escribir para demostrar que el lenguaje no es artificial, para demostrar que lo es. Escribir para saber que estás lejos y para sentir que estás cerca. Para ordenar las trenzas del estómago. Escribir desde de un regreso que no conduce a casa, desde la intuición de que algo se escapa. Confundir el paisaje y las fronteras, recorrer las arrugas que no están. Describir la búsqueda de las ovaciones silenciosas, el hartazgo de silencio, la necesidad fervorosa de silencio.
La peor sensación: tener el cuerpo frío y la cabeza caliente. Que la melancolía se apodere del entusiasmo. Que huya lo concreto, una vez más. Que lo abstracto sea injusto y pasajero como el corte involuntario de un cuchillo de cocina. Que no exista legado ni posteridad. Que la deconstrucción sea el pan de cada día. Querer decir algo y apenas acariciarlo. Maldecir las frases cortas (y su efectismo) y atragantarse con un sujeto y un predicado. Temer poner el punto y final.

6 Comments:

Blogger ybris said...

Es verdad. Por eso escribimos sin saber a ciencia cierta la razón.
Quizás sea en el fondo el deseo de sabernos vivos un instante o el de decir que por aquí hemos pasado o el de demostrar que el tiempo no nos vence con su olvido.
No pongas punto y final. Deja abiertas las puertas.

Besos.

5:24 a. m.  
Blogger René said...

Un código imposible, casi matemático, para este amasijo de vísceras y de nervios en que hemos evolucionado.
Pero tú, te lo repito, lo dominas como nadie.

8:58 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Escribir. Puede que en ocasiones lo hagamos para ver cómo somos por dentro. Para entendernos. Es una escritura sin alardes, de zapatillas y pelo revuelto, de andar por casa. Pero dice. Cuando la vamos a enseñar la arreglamos. La ponemos bonita. Ese es el oficio de escritor. ¿El riesgo? que detrás del artificio no haya contenido. Escribir bonito pero no tener nada que decir. ¿No?

7:20 p. m.  
Blogger Edu Solano Lumbreras said...

Aquélla cita de Pessoa; "escribir es mi forma de estar solo" que enlaza con tu post anterior, y aquélla otra de Pizarnik; "las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia" que venía a decir aquello otro que constaté un día: escribir como quien besa y comprender, que ninguna palabra sustituye a un beso.

Me evocas siempre tanta cosas...

No ha habido un sólo post tuyo que me dejara indiferente.

8:23 a. m.  
Blogger libertad said...

Caminaba hablando sin decir mucho, prácticamente nada, a caballo entre el ensimismamiento y la expresividad. Intentando vivir el presente, pero pensando en planificar las ilusiones....y cuando he llegado a casa he leído tus letras....y me has conmovido. No sabes la razón, pero quizás no es necesario que tú la sepas, porque tú "sólo" tienes que hacerlo, porque tienes talento, porque transmites. Y eso es un don que no se puede desaprovechar.

Un beso grande. Gracias. Y deja las puertas abiertas

7:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

o biko mais grand do mundo.

5:01 p. m.  

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