domingo, febrero 15, 2009

Writing to reach me

Laboriosas, ensimismadas en sus propios pensamientos, las mujeres de Vermeer son protagonistas a pesar de sí mismas. No hay en la actitud ni en el vestido el más mínimo atisbo de pretensión. Sólo la sencillez burguesa y, en todos los casos, la vocación por el oficio: bordar, tejer, cantar, interpretar una partitura, se exhibe como valioso atributo. La crítica norteamericana Deborah Salomon va aún más lejos al afirmar que las mujeres de Vermeer son las primeras mujeres modernas de la historia del arte, porque son las primeras que saborean el placer de la soledad.

No sé si la soledad es un rasgo moderno. Si la búsqueda de un espacio propio e infranqueable se asomó cuando nuestra sociedad aburguesada descubrió esa palabra tan desmadejada e inconcreta que es el ocio, cuando edificó un sistema en torno a la idea de divertirse, cuando buscó en el hedonismo un sentido de la vida alternativo. Si sólo los occidentales ensimismados, con la mirada profundamente oblicua hacia el ombligo, sentimos la caprichosa necesidad de la soledad, como otros precisan la compañía. No sé si la soledad es contemporánea, ególatra, superflua o dramática, pero se cuenta entre mis filias. Los que escaseamos de habilidad para cambiarnos a la habitación de al lado y nos refugiamos en los párrafos que no son estribillos nos sentimos mejor cuando hacemos lo correcto en contra de nuestras propias prioridades. Llámenle sentido de culpa judeocristiano, o tendencia inequívoca a la soledad. Pero en esta sociedad adicta a las recompensas inmediatas, soy de las que disfruta, aprovecha y crece en los tiempos de espera.

7 Comments:

Blogger libertad said...

Un buen amigo mío, decía que los tiempos de espera normalmente se crece.
Un beso grande. Un placer leerte, como siempre. Un placer.

12:10 p. m.  
Blogger ybris said...

Me emocionan las mujeres de Vermeer.
Nunca había pensado en que quizás se debiera al deje con se trasluce su gusto por la soledad.
Si es así tú merecerías parecida admiración por ser adicta a la soledad que degusta el tiempo de la espera.

Besos.

6:39 a. m.  
Blogger René said...

ya era difícil, pero cada vez escribes mejor. Me admira esa manera de coger las palabras y moldearlas así, como haces tú. Belleza en estado puro. Creo que has llegado a la categoría de poeta.

8:43 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En estos tiempos tan de prisas un aprendizaje complicado es saber perder el tiempo. Librarse de los pensamientos. Mirar hacia dentro. Tomarse un tiempo para conocerse y charlar consigo mismo. Nunca uno está en soledad.

5:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No es fácil,no sé si habitual,estar en disposición de disfrutar de la soledad.
Hay que asegurase antes de que sólo de nosotros depende la intensidad y duración de esos momentos.
La incomunicación es más placentera cuando en el zurrón nos esperan afectos que no nos preguntarán sobre cuándo nos vamos a dejar abrazar.
Saben que en soledad cortamos las flores que a ellos después serán entregadas,y en soledad ralentizamos el tiempo para,en lugar de perderlo,ganarlo.

10:52 a. m.  
Blogger Munchausen said...

La soledad no es un rasgo moderno. El paradigma moderno de soledad es Unabomber. Hemos pasado del tiempo de los estilitas al de los estilistas.

10:45 p. m.  
Blogger El Humilde Fotero del Pánico said...

Holden baila sola...
;-)
Muchos besos...

12:01 a. m.  

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