Extranjera
"He escrito todos los días de mi vida desde hace 80 años. ¿El secreto? Estar enamorado de todas las cosas. Nací como amante, así he vivido y moriré. Hay que enamorarse y permanecer enamorados. No escuchen nada que no sea su corazón y sigan ese camino. Si alguien no cree en ustedes y su futuro, apártenlo. Sean intensos y apasionados. Hagan eso y tendrán una vida feliz". (Ray Bradbury)
He decidido ser coherente y en el Día del Trabajo, voy a trabajar (el coherente ha sido, en realidad, mi jefe, que me envía a la oficina un día de sol). Y como Crapúscula, voy a aprovechar para tachar de mi lista de pendientes "actualizar el blog", aunque yo ni siquiera me voy a proponer que sea con algo decente. Prometí averiguar si existía ese país, el del verso de Pessoa, en el que ser feliz consiste solamente en ser feliz. Si contestase con un conciso "sí", estaría diciendo una verdad incompleta. Existe ese país, pero es un país extraño en el hay que recurrir a un truco: ser extranjero. Si te sientes extranjero en el país de la felicidad, ese país existe. Te permite algunas incursiones, visitas más o menos breves, que pueden alargarse una noche más, si se hace tarde y uno no quiere coger el coche entre tanta oscuridad... Pero si uno pretende empadronarse, que en su dni se escriba ese país con mayúsculas, entonces no lo encontrará nunca. Sirve de refugio, pero no de residencia. No sé si es consolador o no, pero es lo que he aprendido en Lisboa.
7 Comments:
"Sí, insisto, éste va a ser nuestro año. Y no penséis que voy a dejar de contarlo aquí. Lo que ocurre es que tengo tantas cosas que contar que me faltan las palabras. Tengo un puñado de ellas, pero no me sale ordenarlas: expectativa, deseo, naranja, miedo, paseo, gps, audacia, mensaje, cobardía, beso. Cada una contiene una historia y todas las historias son la misma.
La historia de esta noche no trae mariposas en el estómago, como cada enero. Esta noche te he prometido que te llamaré mañana, pero yo ya sé que no te llamaré y puede que tú también lo sepas. Lo que no sabes es por qué. No te llamaré porque sé que puedes sobrevivir a que no te llame, que me echarás en falta, pero que puedes ducharte, comer, trabajar, conducir, dormir, incluso soñar. Y yo también. Y si los dos podemos seguir, seguir como si esa llamada no fuera absolutamente imprescindible, entonces es que no lo es, entonces es mejor que no haya llamada. Porque sólo por algo absolutamente imprescindible soy capaz de olvidar diez palabras desordenadas, y castigar a las mariposas para devolver el nudo al estómago. Pero si los dos podemos sobrevivir a eso, a que no haya llamada, entonces, perdóname, me quedo con mi expectativa, mi deseo y mi miedo, la naranja, los mensajes, el gps, los paseos, las cobardías y las audacias, y protejo ese beso, porque entonces lo único imprescindible, a estas alturas, es el olvido"
Sigo buscando una película que consiga hacerme llorar, como sólo tú sabes.
Soñar no es lo mismo que vivir. A veces se puede vivir de una forma y soñar de otra. Y, desde luego, te aseguro que es mejor soñar sin vivir que vivir sin soñar.
Sé feliz
Iba a publicar un comentario pequeño, pero comprendo, por el comentario precedente, que esta parte del blog es exactamente un diario íntimo publicado, es decir, que tiene un contenido muy personal.
Un saludo afectuoso, amiga, y mis mejores deseos
Exacto. y no sólo pasa en Lisboa. Pasa en Madrid si eres de fuera, en Londres si eres de Madrid, en Talavera de la Reina...
(cuánta gente trabaja hoy!)
Qué grande, Holden. Aves de paso en ese país.
Anonymous, es cruel tener que elegir entre vivir y soñar, pero puede que tengas razón, y que eso de vivir soñando o soñar viviendo (depende el día) no tenga ningún sentido.
Ardi, todo mi blog es un diario íntimo publicado y al mismo tiempo, como se me reprocha con cariño, confesiones crípticas difíciles de interpretar. Pero escriba lo que escriba puedes publicar tus comentarios, que nunca son pequeños.
René, tengo un viaje pendiente a Madrid... ;)
Crapúscula, es que en ese camino hacia la debilidad, hay que permitirse algún vuelo agradable ¿no crees?
Claro que se entiende que esto es algo personal. Precisamente por eso tiene el valor de ofrecerse comedidamente a la vista de los otros.
Comprendo que todo lo que dices de sentirse extranjero como modo de felicidad es algo muy cierto y así lo entiendo para las circunstancias de la vida así como para la propia vida en la que siempre tenemos que sentirnos un poco extranjeros o exiliados para poder estimarla en lo que vale.
Un fuerte abrazo
creo que lisboa tiene un aire decadente que a los visitantes nos atrae como la melancolía de los fados
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