sábado, diciembre 22, 2007

El velo pintado

"(...) así son las personas decentes. No suelen hacer nada práctico,pero gracias a sus locuras el mundo se transforma en un lugar a la altura de nuestros sueños"

En un artículo, Gustavo Martín Garzo hablaba de El velo pintado, el poema de Shelley, que explica la vida como eso, un velo pintado, plagado de imágenes hermosas, pero que no conviene levantar. A veces actuamos como seres pegados a ese velo, incapaces de desprendernos de todas las imposturas, de todas las corazas. En ocasiones para conquistar el amor o el rechazo de los otros, en otras con motivos menos honorables. Y entonces, la gran pirueta artística: cuando esa persona alimentada -tan inconscientemente- de poses y escudos se refugia en el cine, el teatro o la literatura para que un personaje imaginario le regale algún instante de verdad, un foco de luz sobre su vida. Siempre me ha fascinado ese pacto con la ficción: yo, que soy de verdad pero no tan de verdad, me encomiendo a ti, que eres de mentira pero no tan de mentira, para que me digas algo auténtico, que me desnude o -mala suerte- me construya un poco más.