martes, julio 18, 2006

Brindis




Puede que de todas las actividades que se pueden traspasar al terreno cibernético, la de beberse una copa de vino virtual sea de las menos satisfactorias pero, a falta de mejores posibilidades, amigos Eme, René, Oracle, (a Ybris le reservamos una coca-cola), Ardi y Uno que mira... CHIN CHIN!

jueves, julio 13, 2006

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar

En los autobuses siempre escojo los asientos que están en sentido contrario; mi yo asocial pretende así evitar estiradas conversaciones sobre tiempo, ocio o cultura con vecinos o antiguos compañeros de colegio que una se encuentra en sus días más lacónicos. Hoy estaban un par de esos asientos libres, me he sentado/ocultado encantada ante la perspectiva de leer durante media hora La amaba. A mi lado, supongo que tras una decisión nada meditada, se ha sentado una señora pelirroja, con cientos de pecas repartidas por su cuerpo, sin ningún criterio. De pronto, el autobús ha tomado un rumbo desconocido, al menos para mí y al parecer para la señora pelirroja. En unos segundos nos hemos dado cuenta de que nos habíamos equivocado de línea. Yo ya llegaba suficientemente tarde, así que el error ha aumentado considerablemente mis niveles de angustia. Pero ella, que iba al médico, se ha reído, con la boca abierta (me encanta la gente que se ríe así), y ha empezado a hilar una conversación plagada de convencionalismos, de esas de las que huyo en los autobuses, y en la que, sin embargo, esta mañana me he embarcado gustosamente. Nos hemos bajado en la siguiente parada, en un barrio extraño, y enseguida ha llegado un autobús que nos servía a las dos. Me he subido antes que ella y me he sorprendido buscando dos sitios libres. Los he encontrado, al final del autobús, pero un señor que se había colado entre ella y yo se ha sentado a mi lado. Entonces, ella se ha sentado enfrente y me ha dicho, casi a gritos: ¡vas a llegar a tiempo!. Cuando se bajaba, me ha sonreído muchísimo y me han dado ganas de decirle: "Espero que la próxima vez que nos encontremos sea en el autobús adecuado". Me he dado cuenta a tiempo de que era una lamentable frase-blog, y a cambio he musitado: "Suerte con la revisión".
Hoy he mantenido una tensísima discusión en casa, me he cortado demasiado el pelo, he llegado tarde a trabajar, he hablado con la persona que más he querido y me he dado cuenta de que no nos queda tiempo, he hablado con la persona que más quiero y me he dado cuenta de que nuestro tiempo también se está escapando. En fin, que la señora pelirroja ha sido lo mejor de la jornada. Eso, y descubrir de manos de Anna Gavalda que existe un vino de Burdeos que se llama Chàteau Chasse-Spleen (Castillo Quita Penas, o algo así). Me encantaría beberme (al menos) una botella, esta noche, con alguien que se ría con la boca abierta. ¿Voluntarios?

domingo, julio 02, 2006

Chocolatina

Esta noche sólo tengo una chocolatina, las puntas de mi pelo quemadas por el sol y la agradable parálisis de la alegría. Hoy he recordado que ya no pido extraños deseos esquivando baldosas de las aceras, haciendo carreras con autobuses imaginarios o adivinando las acciones de los otros. Siempre tuve una constelación de trucos para intentar conquistar al azar, y que se pusiera un poco de mi lado. Estos días, estos meses, no me invento posibilidades, las experimento, y no sueño cosas, las acaricio y las agarro fuerte con la mano. Estoy leyendo Bartebly y compañía y uno de sus párrafos me hace pensar que hay quien deja de escribir para vivir la vida que ha proyectado en sus libros. Es como si contar las cosas les arrebatara frescura. Y como si lo bueno no tuviera tantos argumentos; quizá el blog tenga más futuro como desahogo que como celebración. Pero todavía necesito depositar las reflexiones como alubias, una noche antes, para que se queden tiernas y sean comestibles. Deshacer la chocolatina en la boca y pensar, como Pessoa, que no hay más metafísica que ésa en el mundo.