viernes, diciembre 30, 2005

Un cuento imperfecto

"(...) porque quizás
porque tal vez
porque no me resigno"
(Gioconda Belli)


Hay veces que encaja lo anecdótico y hasta lo importante. Es cierto, existen las malas temporadas, con disgustos que dejan resaca, con insomnios, culpas y fracasos. Y a ti ya sólo puedo regalarte flores. Pero, y siempre contra pronóstico, hay veces que encaja el puzzle, el rompecabezas, el sudoku, según la ocasión, en el que se han camuflado las circunstancias. Que asumes que la vida no es un cuento, que ni siquiera es perfecta. Veces en las que tu pasado se empeña en reconciliarse contigo y acumulas más conversaciones francas en cuatro días que en cuatro años. Si no me torturo por lo irrecuperable, si no ignoro lo que sí puedo conquistar, vienen, como diría René, días de caramelos, mandarinas y fresones.
Se lo prometí a J., y os lo prometo también a vosotros, porque estoy convencida (y la fe es la vidente más atinada): éste es nuestro año.

miércoles, diciembre 28, 2005

Principios por propósitos


Como alternativa a la tradicional lista de propósitos, no están mal los siete principios de Leonardo Da Vinci (parecen obvios, pero a mí el único que se me da realmente bien es el número cuatro...) :

Curiosità: tomarse la vida con una insaciable curiosidad y buscar implacablemente el aprendizaje continuo.
Dimostrazione: el compromiso de contrastar el conocimiento con la experiencia, la persistencia y la voluntad de aprender de los errores.
Sensazione: el continuo refinamiento de los sentidos, especialmente la vista, como modo de vivificar la experiencia.
Sfumato (literalmente «esfumarse»): el deseo de abrazar la ambigüedad, la paradoja, la incertidumbre.
Arte / Scienza: el desarrollo del equilibrio entre la ciencia y el arte, entre la lógica y la imaginación. «El cerebro íntegro» en acción.
Corporalità: el cultivo de la gracia, lo ambidiestro, la salud, el equilibrio.
Connessione: el reconocimiento y el aprecio por la interconexión de todas las cosas y los fenómenos. Los sistemas piensan.

sábado, diciembre 24, 2005

Encantador

Si yo hubiera vivido dentro de 500 años y me contaran que existió una sociedad que durante unos días iluminaba sus calles, adornaba sus casas, preparaba la mejor cena posible para sus seres queridos y buscaba casi obsesivamente el regalo perfecto para conseguir la ilusión perfecta, me parecería sencillamente encantador.
De todo corazón, feliz navidad.

lunes, diciembre 12, 2005

Propina para el alma

El actor pensó que a él también le gustaría hacer un bis. Pero, ¿cómo?, preguntó al público, después de pedirles que dejaran de aplaudir. Los músicos repiten una canción, más o menos pactada previamente. Sin embargo, pensó, yo no voy a volver a recitar una parte del monólogo, no tendría sentido. Así que, anunció, su propina sería un cuento. No era la primera vez que muchos de los escasos doscientos espectadores que contemplaban la escena lo oían. En cualquier caso, fue un placer escucharle contar a él la historia de un pescador que dedicaba sus tardes a atrapar un solo pez con una caña vieja. Un par de mentes inquietas le propusieron que se comprara una caña mejor. ¿Para qué?, les preguntó él. Para pescar más peces. ¿Para qué?, repreguntó. Para venderlos y comprarse un barco mejor y, entonces sí, apresar muchísimos más peces. ¿Para qué?, inquirió. Para poder fundar una empresa, y contratar a otras personas para que trabajen por usted. ¿Para qué? Para poder hacer lo que le dé la gana, replicaron. Y entonces el pescador, ufano, contestó: pero es que yo ya hago lo que me da la gana.

lunes, diciembre 05, 2005

La felicidad del cordero



Vuelvo de un precioso aislamiento de dos días en un pueblo de diez habitantes (eso decía la guía, sólo vimos a tres). Vuelvo, y mi jefe me sorprende con una buena noticia; tengo tres días de fiesta que, por inesperados, saben mejor. En esos tres inmensos días, descubro también, representan una obra de teatro, aquí cerquita. La escribió Chejov cuando tenía mi edad y habla de una elección fundamental:
Llega un momento en la vida en el que uno busca la felicidad o hace lo que se debe hacer. Somos felices o somos obedientes. Ser ambas cosas, a la vez, es totalmente incompatible. Pero la capacidad que tiene el ser humano para habituarse es tan poderosa que puede acabar aceptando como normal cualquier disparate que se repita muchas veces. Al final, los corderos aspiran a la felicidad del cordero.
Así que he hecho dos listas. Una, con la gente que quiero ver. Otra, con las cosas que quiero hacer. Ahora voy a unir personas y acciones; ojalá la línea del teatro se una con la tuya, y elijamos juntos si seremos obedientes o seremos felices.