lunes, noviembre 28, 2005

Valiente



Hay días en los que descubres que cosas que pensabas que existían, no existen. Y otros en los que averiguas que lo que imaginabas que era una invención, es una sólida evidencia en alguna parte. Eso me ha ocurrido con los baobabs, que mi trabajada ignorancia sobre la flora y fauna había atribuido a las fantasías del principito. Pero no, habitan en Magadascar, algunos desde hace 3.000 años. Así que se me acumulan los destinos pendientes, porque también estoy deseando que cuaje un inverosímil viaje al frío. Ya lo sé, invento mudanzas porque me cuesta encontrar en lo cotidiano un territorio que esté lejos de la tristeza. Hay varias conspiraciones en marcha para evitar que me sacuda la melancolía: los hallazgos inesperados, las llamadas perdidas, esa peli que no consigo ver, las decepciones que provoco (cada día pesan más), el insistente insomnio. Sólo me había puesto una meta importante este noviembre pálido: no preocupar a los que me importan. Porque ser valiente, lo leí una vez, es no asustar a los demás. Y me enfado porque no me sale.

viernes, noviembre 25, 2005

Tonight... I will try to fix you

fix [fIks]
1 n fam aprieto
argot (de droga) dosis, chute
2 vtr fijar, sujetar: he fixed the sign on the door, fijó el rótulo a la puerta
(un precio, una hora) decidir, fijar
(la atención, una mirada) fijar, clavar
reparar, arreglar: can you f. my car?, ¿puedes arreglar mi coche?; fam I must f. my face, tengo que maquillarme

When you try your best, but you don´t succeed
When you get what you want, but not what you need
When you feel so tired, but you can´t sleep
Stuck in reverse
When the tears come streaming down your face
When you lose something you can´t replace
When you love someone, but it goes to waste
Could it be worse?

Lights will guide you home
And ignite your bones
And I will try to fix you

viernes, noviembre 18, 2005

Cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días

Mike Newell va a rodar la versión cinematográfica de El amor en los tiempos del cólera. No sé si podemos fiarnos de él. Yo, por mi parte (que tampoco soy una fanática de García Márquez, aunque a esta novela le tengo predilección), le exijo para darle mi bendición sentir -o padecer, según se mire- el mismo estremecimiento que experimento al leer:

-¿Y hasta cuándo cree que podemos seguir en este ir y venir del carajo?
Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.
-Toda la vida.

miércoles, noviembre 16, 2005

Última noción de Laura

Hoy tengo éstado de ánimo de poema que da escalofríos.

quizá porque vivir es eso
es estar cerca

Usted martín santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso
de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría sólo de aproximarme a su tristeza.


usted martín santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
porque me estoy muriendo santomé

usted claro no sabe ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
en esas noches en que usted me descubre

con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro su sencillo coraje de quererme

usted martín santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando la incógnita del miedo
no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.

usted martín santomé no sabe
qué bien, que lindo dice avellaneda
de algún modo ha inventado mi nombre con su amor

usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre y yo la que abandono
usted es mi hombre y yo la que flaqueo

usted Martín Santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo


es raro pero siento que me voy alejando
de usted y de mí

que estábamos tan cerca
de mí y de usted
quizá porque vivir es eso

es estar cerca
y yo me estoy muriendo santomé

no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada
usted martín
martín... ¿cómo era?
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo
usted de todos modos
no sabe ni imagina

qué sola
va a quedar
mi muerte

sin
su
vi
da.

lunes, noviembre 14, 2005

La rosa

En los viñedos de Burdeos plantaban un rosal al pie de cada hilera porque si se desataba alguna plaga, mataba antes a la rosa y ganaban tiempo para salvar la vid. Lo he recordado hoy porque también me gustaría tener un detector de lo malo, aunque tuviera que sacrificar algo de belleza. ¿Sabéis esa gente que dice que tiene mucha intuición, que en cuanto ven a alguien saben como es y qué relación establecerán con él? Pues yo soy exactamente lo contrario. Confío en la gente más indeseable -bueno, esto no es del todo preciso: confío en todo el mundo y ahí se cuela gente indeseable-, pero lo peor es que me cuesta mucho admitir que me he equivocado, que alguien no merece la pena. Aunque tenga todas las pruebas: alguien que te juzga constantemente, como si estuviera por encima del bien y del mal, que cuestiona tus decisiones con crueldad; o que te traiciona y es incapaz de reconocerlo: tengo un par de ejemplos de cada caso y eran cuatro de las personas en las que más confiaba cuando empezó mi periplo en otra ciudad. Ahora que empiezo en otra, rezo porque mi sexto sentido no haga su aparición: bastante tengo con afinar los otros cinco. Y, sin embargo, mis contradicciones me aseguran que lo que más me dolería es renunciar a algo o a alguien bueno por ahorrarme decepciones.

miércoles, noviembre 09, 2005

Compañía de Sueños Ilimitada

Ayer empecé en mi nuevo trabajo. En mi lista de discográficas hay una que se llama Compañía de Sueños Ilimitada. He llamado y nadie ha cogido el teléfono, pero esperaré impacientemente sus discos. Google me ha explicado que la compañía toma el nombre de una novela que J.G. Ballard publicó el año que nací. De momento, aquí hace demasiado frío (no tenemos puerta) como para soñar, al menos ilimitadamente, pero todo se andará.
Estoy a diez minutos a pie de la playa, y a dos de unos cines que proyectan en versión original la nueva de Woody Allen. La oficina tiene enfrente un aparcabicis que aún no puedo usar y está escoltada por una librería, una frutería y una tienda de colchones, que me parece una magnífica alineación.
Una compañera me ha enseñado las fotos del loft más bonito y acogedor que haya visto nunca. Está un poco lejos de mi trabajo, lo que supone que está bastante lejos de todo lo demás. Pero, en realidad, el gran problema es que el alquiler devora la mitad de mi sueldo mileurista. Así que, por ahora, sólo escudriño las fotos, cierro los ojos para retener los detalles y fantaseo.

viernes, noviembre 04, 2005

Posibilidades

Puedo despertarme antes de tiempo, leer un rato, mantener una conversación inadecuada durante cuatro minutos y cinco segundos, ponerme unos vaqueros y una camiseta negra, bajar a la calle, comprar un litro de leche, elegir cuatro naranjas redondas y brillantes, escoger un bollo relleno de crema y cubierto de chocolate de los que te gustan, subir a casa, tatarear I heard you through the grapevine, asomarme a la ventana, sonreírte, mortificarme por tu tristeza, defenderme de tus tiernos ataques. Puedo, al llegar la noche, ver una película y desear que ese chico desconocido que lleva una camiseta de algodón granate se apoye en mi hombro (sólo eso y nada menos que eso), pensar en tu oferta para mañana, dedidir si creo en ti un poquito aunque tú ya no creas en mí, abrir un paréntesis de alegría y despedirme de lo que nunca he tenido.

¿Eso es todo? ¿Matar el tiempo antes de que te mate a ti? (La vida secreta de las palabras)

jueves, noviembre 03, 2005

El libro de las ilusiones

Estos días he estado de huelga, sobre todo de mí misma; a veces soy mi peor lastre. Durante cuatro días he viajado más por fuera que por dentro, y me ha gustado mucho lo que he visto, y no me ha gustado nada lo que he sentido. He tomado también distancia de este blog, porque en ocasiones es un monólogo perverso. Pero estoy lista. Me he vaciado, releo El palacio de la luna, y puedo comenzar de nuevo. En unos días, aunque sepa que en la página en blanco hay algunos borrones de partida, camuflados en algún margen, empieza todo, otra vez.